El Arte de Hacer Chatarra una Saga
Esta es una crítica que me he tomado mi tiempo para escribir, pero ya es momento de comentar "Transformers: Dark of the Moon" y dejar de darle largas al asunto. Nuevamente estamos ante una película por la cual no salí corriendo al cine como hicieron muchos. Ya bastante aprendí con la entrega anterior de esta saga de robots, "Transformers: Revenge of the Fallen". Todos los absurdos de aquella película bastaron para que mi ánimo no fuera el más apto para ir a ver cómo Michael Bay destrozaba una vez más una de mis series favoritas de niño. Pero al mismo tiempo estaban esas voces que me inclinaban a pensar lo contrario: "Esta vez no va a estar Megan Fox haciendo que actúa"; "Es la última de la saga y Bay tiene que salir por la puerta grande"; "Va a haber más destrucción Decepticon"; "No puede estar peor que la segunda"... En fin, terminé en una sala de cine más por cuestiones circunstanciales que porque yo lo hubiese planeado con antelación.
¿Cuál fue el resultado? Michael Bay lo hizo de nuevo. "Dark of the Moon" es otro despliegue de excelentes efectos especiales y robots dándose de golpes que ocultan la incapacidad del director para desarrollar una trama coherente. Esta vez podemos concederle que lo intentó, es cierto. Pero el resultado es un sinsabor al notar que tuvo en sus manos una historia que pudo ser interesante pero no supo trabajarla. Lo más terrible de todo es que los minutos que gasta en tratar de desarrollar la historia se vuelven los más aburridos de la película, hasta el punto que uno desea que rápidamente lleguen las peleas de robots para no tener que seguir viendo ese naufragio de argumento. Francamente, uno puede llegar 40 minutos tarde a la película y no perderse nada interesante.
En "Dark of the Moon", Bay busca cerrar su trilogía de Transformers a lo grande. La historia inicia en 1961 cuando el Arca (la nave donde escapan los Autobots en la serie original) se estrella en la Luna. Este suceso es el verdadero catalizador de la carrera espacial durante la Guerra Fría entre rusos y estadounidenses, la cual ganan estos últimos al llegar el Apolo 11 a la Luna. Sin embargo, detrás de esta proeza se oculta las intenciones de las potencias terrestres por hacerse con el control de la tecnología extraterrestre dentro de la nave. Ya en la época actual, Optimus Prime y los demás Autobots descubren lo sucedido tras encontrar partes del sistema de energía de la nave con que los soviéticos estuvieron experimentando en Chernobyl. Después que la nueva directora de NEST, Charllote Mearing (Frances McDormand), confiesa a Optimus el conocimiento que los Estados Unidos tiene sobre la nave, el líder Autobot dirige una operación de rescate para recuperar a su antiguo líder, Sentinel Prime, y los pilares de energía que resguarda y que sirven para teletransportar materiales y tropas de un lugar del universo a otro.
Mientras tanto, el aún más insoportable Sam Witwicky (Shia LeBeouf) se las ve en aprietos para conseguir trabajo, por lo que vive arrimado a su nueva novia, Carly Spencer (Rosie Huntington-Whiteley). El continuo recuerdo de haber salvado al mundo en dos ocasiones y a pesar de ello no conseguir un empleo decente, se une al hecho de que Bumblebee lo haya dejado para formar parte del equipo operativo de los Autobots, y que el jefe de su novia, Dylan Gould (Patrick Dempsey), se la pase dándole a ella regalos caros. Esto exacerba los celos de Witwicky y su sentido de fracaso (es curioso el énfasis que pone Bay en recordarnos que el héroe es un chico patético). Todo cambia para Witwicky cuando gracias a una muy conveniente coincidencia, termina trabajando en la empresa de Bruce Brazos (John Malkovich) donde el técnico Jerry Wang (Ken Jeong) es asesinado por Laserbeak. A partir de aquí nuestro "héroe" descubre que hay humanos trabajando para los Decepticons y que todo el asunto del redescubrimiento del Arca es en realidad una trampa de Megatron para lanzar una invasión a gran escala sobre la Tierra cuya meta final es teletransportar Cybertron hasta las proximidades de nuestro planeta.
Si creen que ya les conté la película, no se preocupen: sólo narré la parte aburrida. Así es. Por más grandioso que suene la historia que acabo de resumir, Michael Bay se las ingenia para que uno llegue a cabecear mientras todo esto sucede en la pantalla. Y aunque el plan de Megatron suena excelente, uno no deja de tener una pregunta girando en la cabeza el resto de la película: Si tenía un ejército Decepticon oculto en la Luna, ¿por qué no lo usó desde la primera película? La respuesta a esta y otras incógnitas que comienzan a generarse es sencilla: Michael Bay no sabe hacer una saga, no tiene la capacidad para idear las conexiones necesarias que se mantengan coherentes por varias películas y por ello las tres cintas de Transformers llegan a tener cabos sueltos y contradicciones que convierten en chatarra la historia central. ¿Recuerdan que el Caído mencionó haber destruido a todos los Prime en "Revenge of the Fallen"? ¡Y de pronto Bay se saca a Sentinel de la manga!
Con el paso del tiempo más Autobots se han unido a Optimus en la Tierra. Esta nueva película nos presenta a Dino (el ferrari rojo inspirado en Mirage), Que (el Mercedes-Benz azul inspirado en Wheeljack) y el trío de Impalas de NASCAR llamados Wreckers. De las dos películas anteriores aparecen Ironhide, Ratchet, Bumblebee y Sideswipe. Pero, ¿qué pasó con los hermanos Mudflap y Skids o con la moto Arcee? Los Decepticons en esta película ven integradas sus filas por Starscream, Soundwave (y su ave de rapiña Laserbeak) y Shockwave (y su gigantesco gusano robot), además del ejército que destruye la ciudad de Chicago. Y lo siento por aquellos que detestaron al pequeño auto de control remoto Wheelie en la segunta película, pues vuelve a repetir en esta. Y ahora tiene un amiguito: Brains.
El manejo de muchos de los personajes robóticos en esta cinta tiende a ser decepcionante. Si en la primera vimos a un Optimus con un gran sentido del deber y del honor, en "Dark of the Moon" el líder Autobot se deja llevar por la ira y la sed de venganza, llegando a destruir a un enemigo que acababa de salvarle la vida y a rematar con un tiro en la cabeza a otro que ya estaba derrotado y estaba suplicando clemencia. En lo personal, tal manejo de Prime me fue chocante, pues este Optimus en sus acciones no logra ser mejor que Megatron y más bien se rebaja al nivel destructivo de sus enemigos. Puede decirse que Optimus ya había soportado bastante de los Decepticons y se lo merecían. Quizás sea cierto. Pero eso nunca justifica que el héroe termine actuando como el villano.
Por otro lado la ideología política de Bay se hace presente al inicio de la película al poner a los Autobots interviniendo en asuntos militares estadounidenses por todo el mundo, sin que haya una razón lógica para ello. De pronto los Autobots son una especie de comando G.I. Joe atacando a Irán por su programa nuclear; mientras que Megatron y muchos Decepticons siguen sueltos y haciendo de las suyas. En lo personal me parece que el discurso político estuvo bastante fuera de lugar.
En cuanto a los personajes humanos la cosa no mejora. El agente Seymour Simmons (John Turturro) vuelve a ser utilizado como un bufón ridículo, alejado al perfil del personaje de la primera película donde, siendo un personaje cómico, no se le restaba pertinencia dentro de la trama. La aparición de John Malkovich resulta dolorosa para quienes lo hemos visto interpretando papeles extraordinarios: aquí sólo sirve para ser patético. En cuanto a la nueva heroína que entró en lugar de Megan Fox... Bueno, basta con decir que la primera toma de Rosie Huntington-Whiteley es su trasero en ropa interior. En eso se resume el por qué Michael Bay la incluyó en esta película.
¿Hay algo bueno en "Dark of the Moon"? Los excelentes efectos visuales vuelven a ser una vez más la única razón para no salirse de la sala: la invasión sobre Chicago, el ver a Cybertron materializándose sobre los cielos del mundo, ver por fin el cajón de Optimus Prime transformándose en un arsenal y sistema de vuelo que él utiliza durante el combate... Incluso el poder escuchar la voz de Leonard Nimoy interpretando a Sentinel resulta un respiro en medio de lo catastrófico de la producción en general.
Después de tres películas, existe algo que sí hay que reconocerle a esta saga de Transformers de Michael Bay: dejó unos muy buenos diseños para la línea de juguetes. Por lo demás, es un gran alivio saber que esta es la última vez que Bay pone sus manos sobre estos queridos personajes.
Comentarios
Si bien esta saga no responde en casi nada a la serie de tv, o el cómic, si podemos sacar algo muy en claro; se apartó de todo lo que sabíamos y creó una nueva historia, con muchas flaquezas y debilidades lamentablemente, tanto así como la que realizaron a partir de los nombres y lugares que creó Christopher Paolini en su saga de Eragon en su momento; y eso que solo arañaron... destrozaron solo la solapa del libro. He allí el porque no hay que dejar tan a la libre a los directores de cine que hacen "su versión de" una buena historia.
Nuestra fe sería que esto no se repitiera, pero soñar no cuesta.
Gustavo