La Frabullosa Muchosidad de Alicia

Como su personaje principal, "Alice in Wonderland" es una película que al inicio nos hace dudar sobre si estamos ante la misma Alicia que recordamos de la obra de Lewis Carroll. Pero con el transcurso de la historia, poco a poco nos vamos convenciendo, hasta que al final aceptamos que esta sí es mucho Alicia. Esto a pesar que es una historia diferente, aunque narrada con los mismos personajes y elementos de los libros. Y recalco esa pluralización de las obras originales, pues para disfrutar esta idea de Tim Burton, debemos tener presente no sólo a "Alicia en el País de las Maravillas", sino también a "Alicia a través del Espejo". Es más, esta última parece dar el punto medular de esta trama, pues es el poema del Jabberwocky (aquella poesía que Alicia encontró en el primer libro que leyó al cruzar el espejo) la escencia de lo que vemos en pantalla durante los 110 minutos de fantasía que dura la película.


La primera gran diferencia que nos encontramos es descubrir que esta no es la historia de los primeros viajes de Alicia al País de las Maravillas. Este es un regreso, el cual sucede cuando Alicia (Mia Wasikowska) ya tiene 19 años. Su padre ha muerto, el futuro de su familia es incierto (la familia de Alicia la componen ella, su madre ahora viuda y su hermana Margaret ya casada) y Alicia se siente fuera de lugar en un mundo victoriano que desprecia su inclinación hacia la fantasía y la ensoñación. En este último aspecto Tim Burton toca uno de sus temas favoritos, siendo él mismo un artista fantasioso muchas veces incomprendido por la industria. Obligada a comprometerse con el insoportable hijo del socio de su padre para poder conservar el estatus de su familia, la joven es "rescatada" de su fiesta de compromiso por el Conejo Blanco (Michael Sheen) con su chaleco y su reloj de bolsillo, quien la guía nuevamente hacia la madriguera, entrada clásica al País de las Maravillas.

Pero aquel mágico lugar también ha cambiado. Ya no es tan alegre y relajado, pues la Reina de Corazones (Helena Bonham Carter) se ha convertido en una tirana que ha roto el equilibrio al arrebatarle la corona a su hermana, la dulce Reina Blanca (Anne Hathaway). Los clásicos personajes del cuento ahora viven con temor de la soberana y sus caprichos, por lo que conspiran para traer de vuelta a Alicia, pues sólo ella podrá derrotar al Jabberwocky (Christopher Lee) empuñando la espada Vorpalina en el Frabulloso Día.

Este último elemento en lo personal me parece una genialidad al estilo burtoniano, pues convierte el poema del Jabberwocky en una especie de profecía sobre la liberación del Inframundo (nombre dado por Burton al País de las Maravillas). Algo que en realidad no es una idea tan original de Burton.

Entre las ilustraciones originales de John Tenniel para las obras de Carroll, aparece una imagen que refiere al poema del Jabberwocky. En dicho poema se lee que quien cercena la cabeza de la bestia es un muchacho. Sin embargo, por alguna razón, en el dibujo de Tenniel se puede apreciar claramente que quien esgrime la espada vorpalina es la propia Alicia.

De esta manera, Burton se convierte en cómplice de Tenniel en la creación de una nueva historia para Alicia a partir de aquella ilustración.

Llama la atención que justamente sea del poema del Jabberwocky de donde salen las tres criaturas que la Reina de Corazones utiliza para amedrentar a las criaturas del País de las Maravillas: el propio Jabberwocky, el ave Jubjub y el feroz Bandersnacth.

A algunos quizás la idea de una historia diferente a la de Carroll les parezca una transgreción a la obra. En lo personal creo que la apropiación de un segundo autor para forjar su propia interpretación es parte natural de la existencia de los Mundos Fantásticos. Después de todo, Fantasía es un lugar colectivo, nunca individual. Lo importante es siempre recordar respetar las reglas. Algo que siento que Burton logra bastante bien. Con quizás la única excepción del sahueso Bayard (Timothy Spall), todos los personajes que vemos están ya presentes en la obra de Lewis Carroll, desde el Sombrerero Loco (Johnny Deep) y los gemelos Tweedledee y Tweedledum (ambos interpretados por Matt Lucas), hasta los lacayos sapos y los lacayos peces.
La mayoría de los eventos parecen haber sido escogidos para repetir episodios claves de los cuentos: la contínua fiesta del té, el juego de croquet con erizos y flamencos; e incluso momentos más ténues, como el escape del Sombrerero al hacha del verdugo gracias a la intervención del Gato de Cheshire (Stephen Fry), momento que nos trae a la memoria el pasaje del cuento cuando la Reina de Corazones quiso cortarle la cabeza al gato y se enredó en una discusión con el verdugo sobre si era posible cortar una cabeza que no tenía cuerpo.

Desde el punto de vista visual, la película es un deleite de color e imaginación, que nos abruma tan sólo entrar Alicia al jardín de las flores parlantes (pongan atención y verán pasar corriendo a un verdirrano, otra criatura citada en el primer verso del Jabberwocky). Escenarios como el castillo de la Reina de Corazones o el campo de batalla en forma de tablero de ajedrez están bellamente logrados. El clímax de la película debo confesar que fue una de mis escenas preferidas debido a las armaduras de los dos ejércitos enfrentados: uno de cartas rojas y el otro de piezas de ajedrez blancas.
En cuanto a las actuaciones, a pesar de que la notoriedad de Johnny Deep parece ser la mayor atracción explotada por la promoción de la película, quien realmente se roba la escena es Helena Bonham Carter, con una interpretación deliciosa de la arrogante y caprichosa Reina de Corazones, mezcla de la Reina de Corazones original y la Reina Roja de "A través del Espejo". Por su parte Mia Wasikowska nos da una interpretación un tanto poco expresiva de Alicia, aunque en su defensa hay que decir que el personaje de Carroll tampoco es muy expresivo, una vez que uno le quita su tendencia a llorar (supongo que esto último no hubiese sido tan creíble en una Alicia de 19 años).

El resto del elenco lo conforman Crispin Glover como la traicionera Sota de Corazones, Alan Rickman como la sabia Oruga, Barbara Windsor como el peleonero Lirón, Paul Whitehouse como la Liebre de Marzo y Michael Gough como el Dodo.

¿Qué evita que esta película sea perfecta? Primero el conocimiento de las restricciones creativas que sufrió Burton por parte de los estudios Disney. Algo que me parece una testarudez de parte de los estudios, pues no es la primera vez que Burton trabaja con Disney, y ya a estas alturas deberían confiar plenamente en su capacidad creativa. La justificación de que esta restricción fue para que la película no fuera muy oscura me parece un tanto ridícula, pues Burton no hace sólo películas oscuras, como lo demostró por ejemplo con "Big Fish".

El otro punto negativo es hasta cierto modo comprensible, tomando en cuenta el rumbo creativo que tomó la historia. Sin embargo, sigue siendo un sinsabor para mí. Y esto es la transformación de Alicia en un personaje totalmente ficticio, cuando la Alicia original era una niña de carne y hueso: Alicia Liddell, hija del decano de Christ Church en Oxford y amiga preferida de Lewis Carroll. Fue para ella que Carroll ideó el cuento original y por eso ella es la protagonista. Pero en la película, Alicia es totalmente ficticia, llevando el apellido Kingsley y siendo hija de un comerciante aventurero. Es clara la necesidad de volver a Alicia ficticia, pues la vida de la Alicia real no concuerda con el argumento que se deseaba narrar. Pero, llámenme romántico si quieren, siento que la idea de la "realidad" de Alicia le da un encanto extra a los cuentos.

Aún así, debo decir que esta es una reimaginación de la historia que encontré muy entretenida y satisfactoria. Mucho más que otras adaptaciones del pasado que, o se inventan elementos que nunca han sido parte del País de las Maravillas, o se quedan en ser una copia insípida del cuento original. Las historias de Alicia son mis cuentos preferidos de infancia y no me sentí traicionado por la visión plasmada por Burton. Al contrario, salí del cine con una gran sonrisa y con ganas de gritar "¡Oh día frabulloso! ¡Calú...! ¡Caloc!"

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