Agents of S.H.I.E.L.D: Reseña Episodio 8
Con el octavo episodio de "Agents of S.H.I.E.L.D." titulado "The Well", el equipo de Coulson tuvo que hacer frente a las consecuencias de lo ocurrido en la cinta "Thor: The Dark World". O por lo menos lo hizo durante los primeros minutos del capítulo, ya que, muy a pesar de la expectativa creada por Joss Whedon con respecto a los vínculos con la película, en realidad el único nexo directo fue la escena inicial en la que vimos al equipo como parte del despliegue de S.H.I.E.L.D. en Greenwich para limpiar el área y buscar restos alienígenas tras el enfrentamiento entre Thor y Malekith. Claro que la escena sirvió para dar un poco de humor, como por ejemplo la queja de Coulson de por qué Thor no traía consigo al "dios de la limpieza" con alguna aspiradora mágica que les ahorrara todo ese trabajo. O el descubrir que incluso la inmutable Melinda May sucumbe ante el atractivo físico del Dios del Trueno. Y esa mención de Skye de su deseo de volar una nave extraterrestre, ante la cual Coulson le advierte que nunca ha salido nada bueno de darle un artefacto alienígena a un ser humano.
De inmediato la acción cortó hacia un parque nacional en Noruega, donde los radicales xenófobos neo-paganos Jakob Nystrom (Michael Graziadei) y Petra Larsen (Erin Way) encuentran parte de un báculo asgardiano escondido siglos atrás dentro de un árbol. Al tomar el báculo, Petra entra en estado berserker, desarrollando una gran fuerza e ira que le permiten enfrentarse a dos guardias forestales. El equipo de Coulson es enviado a investigar la escena, pero pronto su atención se centra en los dos jóvenes radicales cuyo grupo de seguidores se enfrentan violentamente a la policía en las calles de Oslo.
Al descubrir que el báculo está fragmentado, el grupo viaja a Sevilla, España, para buscar la ayuda del profesor experto en cultura nórdica Elliot Randolph (Peter MacNicol). Este les explica que el báculo es sin duda un arma asgardiana relacionada con la leyenda de un guerrero berserker que desertó y se estableció en la Tierra, quebrando su arma en 3 fragmentos y escondiéndolos en diferentes partes del mundo para que no cayera en manos equivocadas. Siguiendo el consejo de Randolph, el equipo investiga el rastro de las migraciones vikingas hasta Canadá, pero pronto descartan esa pista y se centran en la actividad de los guerreros nórdicos en la propia Sevilla. Mientras buscan en una antigua iglesia medieval de la ciudad, Ward descubre que Randolph ha encontrado el otro fragmento del báculo para llevárselo. En el forsejeo, Ward toca el arma y entra en estado berserker, reviviendo uno de los recuerdos más dolorosos de su infancia que lo llenan de ira. El Profesor Randolph trata de escapar, pero Nystrom y Larsen lo atacan y le arrebatan el segundo fragmento.
Mientras el equipo lidia con un Ward bastante irritable y lleno de ira, Coulson decide aprovecharlo para interrogar a Elliot Randolph, descubriendo que él es en realidad el asgardiano del que habla la leyenda del berserker. Ante la amenaza de hacer pública su verdadera identidad de manera que ya no pueda encontrar tranquilidad en la Tierra, Randolph los guía hasta el tercer fragmento, el cual se encuentra en un viajo monasterio en Irlanda. Pero al llegar, son atacados por el grupo de Nystrom y Petra, quienes apuñalan con el arma al asgardiano. Mientras Coulson, Fitz y Simmons tratan de salvarle la vida, Ward se enfrenta a los guerreros berserkers llevando su ira al máximo para derrotarlos. Pero cuando Petra aparece, Ward está demasiado agotado para seguir luchando, así que May toma el báculo para entrar en estado berserker y darle una buena paliza.
Al final del capítulo, Coulson cumple su palabra y no revela la identidad de Randolph, a quien le recomienda retirarse a Portland donde encontrará más paz y tranquilidad. Skye trata que Ward se abra con ella sobre su doloroso pasado para poder reconfortarlo, pero este rechaza la oferta con una sonrisa. Y en un giro inesperado, Ward acepta la invitación de Melinda May de pasar la noche con ella en su habitación. Y mientras tanto, descubrimos las pesadillas que no dejan dormir a Coulson: Tahití es un lugar mágico...
Aunque el episodio tuvo su buena cuota de acción al tratarse de berserkers potenciados por tecnología asgardiana, se podría decir que aún así quedó debiendo. La escena vista a través de la televisión de los seguidores de Nystrom y Petra vandalizando Oslo, parecía prometer algo más grande. Pero por una muy inexplicable razón, después de todo esa demostración de poder ante el mundo, el grupo decide volverse clandestino, lo que disminuyó al mínimo los encuentros de S.H.I.E.L.D. con ellos. Además, estos radicales supremacistas neo-paganos se presentan de una manera muy superficial, haciendo que todos esos títulos ideológicos sean puro adorno. Lo mismo hubiera dado que fuesen fanáticos de fútbol, indignados antiglobalización o seguidores de algún grupo metal: eso no hizo ninguna diferencia dentro de la trama.
Y aunque es un placer ver a un gran actor como Peter MacNicol en la serie, tampoco nos dio al asgardiano poderoso que muchos hubiésemos deseado. Claro que en su defensa hay que recordar que él sólo era un albañil cuando se unió al ejército de Asgard (excelente el diálogo sarcástico cuando Coulson le pregunta si conoce a Thor).
Ward es el personaje en el que se centró este episodio y Joss Whedon se las ingenió para lanzarnos hacia otro acertijo que se une a la larga lista de misterios que se van acumulando en la trama. El recuerdo de la infancia del agente de cuando su hermano mayor lanzó dentro de un pozo a su hermano menor y amenazó a Ward para que no lo ayudara, sólo nos plantea más interrogantes sobre ese duro pasado que tanto se ha preocupado el personaje por enterrar en el olvido. Y claro, esto se resalta al ponerlo de manera paralela con el misterio ya planteado sobre el pasado de Melinda May, sobretodo después que ella le dice a Ward que a diferencia de él, ella tiene presente todos los días sus recuerdos dolorosos, lo que le ha permitido controlar mejor su ira.
En resumen, "The Well" no resultó el grandioso episodio que se había prometido a los fanáticos. Su historia, aunque asgardiana, no tuvo nada que ver con "Thor: The Dark World". Menos mal que fue entretenido y supo guardar un ritmo adecuado para mantener el interés en la historia. De lo contrario, posiblemente hubiesen sido los fanáticos los que entraran en estado berserker tras una campaña mediática de expectativa que al final nos vio la cara de tontos a todos.
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