La Enfermedad del Dragón

Se dice de los reyes enanos del Pueblo de Durin que padecían la Enfermedad del Dragón, una avaricia excesiva por el oro que se les agravaba entre más riquezas poseían. Este mal fue asociado por muchos a que fuesen justamente los monarcas Barbiluengos quienes poseían el último de los Siete Anillos concedidos por Sauron para controlar a los enanos a través del Único. La Enfermedad del Dragón y sus efectos principalmente en Thrór (Jeffrey Thomas), el último Rey Bajo la Montaña, y su nieto Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage), es un elemento importante de la trama de "The Hobbit: The Battle of the Five Armies", la última entrega de la segunda trilogía del director Peter Jackson sobre la Tierra Media del escritor inglés JRR Tolkien. Pero hasta cierto punto también se podría ver como una metáfora de las fallas que posee esta película y que la hacen, a mi parecer, de menor calidad que sus predecesoras. ¿Por qué? Ya llegaremos a eso.

La historia comienza de una manera un tanto diferente a las anteriores películas, tanto las de "The Hobbit" como las de "The Lord of the Rings". Hasta esta entrega era costumbre de Peter Jackson abrir sus películas con una secuencia en retrospectiva que nos permitía ver sucesos anteriores al "presente" de la película. En "The Fellowship of the Ring" dicha secuencia nos mostró la Batalla de la Última Alianza y el destino del Anillo Único. En "The Two Towers" la secuencia fue el combate entre Gandalf y el Balrog tras su caída en Khazad-dum. En "The Return of the King" se nos presentó cómo Sméagol encontró el Anillo Único y su posterior transformación en Gollum. "An Unexpected Journey" nos mostró la caída del Reino de Erebor. Y "The Desolation of Smaug" inició con una escena que nos mostró la reunión entre Gandalf y Thorin en Bree. Pero "The Battle of the Five Armies" rompe con la tradición y comienza con la acción del presente de los personajes, retomando los sucesos del final de la segunda parte. Bien se podría especular que este cambio en el modus operandi de Jackson es el primer reflejo de la decisión de dividir en dos la segunda parte de "The Hobbit", convirtiendo la historia en una trilogía. Quizás al no contemplar el guión original un final en este punto, simplemente no se sentía apropiado colocar una escena de flashback.


La acción inicia con el poderoso dragón Smaug (Benedict Cumberbatch) dirigiéndose contra la Ciudad del Lago, mientras las campanas suenan dando la alarma en mitad de la noche y los ciudadanos aterrados buscan huir de una muerte segura. Y claro, quien busca escapar de primero es el corrupto Gobernador (Stephen Fry), quien prefiere cargar su barca con tesoros en lugar de ayudar a otros. Por su parte, la elfa Tauriel (Evangeline Lilly) ayuda a los enanos Fili (Dean O´Gorman), Óin (John Callen) y Bofur (James Nesbitt) a trasladar al herido Kili (Aidan Turner), además de tomar bajo su protección a los tres hijos de Bardo (Luke Evans). El arquero aprovecha la confusión para escapar de su celda e ir en busca de un arma con una sola misión: acabar con Smaug antes que el dragón destruya la ciudad y mate a todos sus habitantes. En esta labor no estará solo, pues su hijo Bain (John Bell) corre a su lado llevando la última esperanza para acabar con la bestia: la Flecha Negra que durante años han mantenido oculta. Más allá del Lago Largo, Bilbo Bolsón (Martin Freeman) y los demás enanos miran afligidos la terrible destrucción que sin querer han lanzado sobre los hombres y mujeres que los ayudaron. Pero no todos están atentos al horizonte, pues la mirada de Thorin Escudo de Roble está fija en la entrada de Erebor, pensando más en el oro guardado dentro de la montaña que en el dolor de los habitantes del lago. Algo de lo que solo parece darse cuenta Bilbo... Mientras, en la fortaleza derruida de Dol Guldur, Gandalf el Gris (Ian McKellen) es prisionero de Sauron. Desde su jaula mira marchar ejércitos de orcos con destino a la Montaña Solitaria. Pero la esperanza puede llegar con todo el poder del Concilio Blanco...


El resto del elenco lo integran Ken Stott (Balin), William Kircher (Bifur), Stephen Hunter (Bombur), Mark Hadlow (Dori), Graham McTavish (Dwalin), Peter Hambleton (Glóin), Jed Brophy (Nori), Adam Brown (Ori), Cate Blanchett (Galadriel), Hugo Weaving (Elrond), Christopher Lee (Saruman), Sylvester McCoy (Radagast), Lee Pace (Thranduil), Orlando Bloom (Legolas), Ryan Gage (Alfrid), Peggy Nesbitt (Sigrid), Mary Nesbitt (Tilda), Mikael Persbrandt (Beorn), Billy Connolly (Dáin Pie de Hierro), Manu Bennett (Azog), John Tui (Bolgo), e Ian Holm (Bilbo Bolsón viejo).



Como era de esperarse, "The Hobbit: The Battle of the Five Armies" es una película que brinda 2 horas y media de pura aventura épica. Desde la secuencia inicial del enfrentamiento contra Smaug, hasta la muy esperada Batalla de los Cinco Ejércitos que le da nombre a la cinta, la acción está siempre presente. Destaca en esto el gran trabajo realizado por Weta Workshop y Weta Digital para combinar los diversos ámbitos de los efectos especiales y transportarnos a ese mundo mágico salido directamente de las páginas de Tolkien. Si bien es cierto, se podría decir que los espectadores ya nos hemos acostumbrado a este nivel de efectos en el cine épico y que por ello lo alcanzado por "The Hobbit" no nos maravilla al mismo nivel que cuando "The Lord of the Rings" revolucionó el cine fantástico, aún así el gran manejo visual y sonoro nos sigue facilitando la "suspensión de la incredulidad" para ser envueltos por este mundo de elfos, enanos y orcos.


El ataque de Smaug a la Ciudad del Lago destaca en la apertura de la película, presentando un escenario emocionante donde Bardo debe enfrentar al gran dragón para así salvar a los suyos y reivindicar a su antepasado Girion, el último Rey de Valle. Debo admitir que desde que vi "The Desolation of Smaug" me he preguntado por qué dejaron esta parte de la historia por fuera de la segunda entrega y no la utilizaron más bien como su clímax. Tras ver "The Battle of the Five Armies", la interrogante sigue en pie. Aunque iniciar la última película con esta escena atrapa al espectador de inmediato, también se siente como una jugada algo arriesgada. Después de todo, eleva mucho las expectativas y para algunas personas gran parte del resto de la película puede resultar poco emocionante en comparación, dando la sensación de que lo mejor de la cinta se ve al puro principio y al puro final y el resto es relleno. Algo que no es tan cierto si se toma en cuenta el manejo de los tramas secundarias.



Otra escena bastante emocionante para los tolkiendili es el enfrentamiento del Concilio Blanco contra Sauron en Dol Guldur. El escenario para dicho enfrentamiento ya estaba dado desde que Gandalf fue hecho prisionero al final de "The Desolation of Smaug". La llegada de Galadriel, Elrond y Saruman resulta uno de los momentos cumbres de la película. Ver a estos grandes poderes de la Tierra Media luchando contra la sombra de Sauron es extraordinario: Elrond brillando en su armadura mientras su espada se mueve rápidamente contra los enemigos, Saruman el Blanco demostrando por qué es el gran jefe de la Orden de los Magos, y Galadriel dejando ver todo su poder terrible y maravilloso a la vez. Si ver al Concilio Blanco reunido en "An Unexpected Journey" fue suficiente para que muchos soltaran aplausos en el cine, verlos luchando contra el gran enemigo es inigualable.

Por último, la secuencia de la Batalla de los Cinco Ejércitos merece unos comentarios. Entre lo positivo que se puede mencionar, está la fuerza épica que adquiere al ver chocar a los ejércitos de los pueblos más importantes de la Tierra Media: elfos, enanos, hombres y orcos. Y a estos hay que sumarles los murciélagos, trolls y las siempre oportunas águilas. Las maniobras de estos ejércitos en el campo de batalla son bastante semejantes a las descritas en el libro, lo que le da un extra adicional para los fanáticos más fieles. Y si bien es cierto que el Rey Thranduil montado en su ciervo y el siempre valiente Bardo son líderes que sobresalen en el combate con secuencias muy bien coreografiadas, es Dáin Pie de Hierro quien roba la escena liderando a sus enanos de las Montañas de Hierro montado en su cerdo de combate. Así es: ¡un cerdo de combate! ¡Estos enanos...!



Dos son los principales puntos flacos del manejo de la batalla en pantalla. El primero es lo que parece una reiteración de elementos de la Batalla de los Campos de Pelennor mostrada en "The Return of the King". Cuando los hombres de Bardo son obligados a replegarse dentro de los muros de Valle donde deben pelear calle por calle contra el ejército de orcos, las secuencias se vuelven demasiado parecidas a lo visto cuando el ejército de Mordor logró irrumpir en los círculos inferiores de Minas Tirith. Y aunque para algunos esto puede ser algo positivo, en lo personal siento que hace que se pierda la identidad propia de la película, convirtiéndola en un mero referente a sus predecesoras. El otro punto flaco es el cambio que se hace de los planos generales de la batalla para concentrarse en las luchas específicas que se dan en la Colina del Cuervo. Es cierto que desde el punto de vista narrativo este cambio del foco de atención es importante porque es en dicha colina que se sella el destino de varios de los personajes protagónicos. Sin embargo, la manera en que se manejó deja la sensación de que nos perdimos el final de la batalla en sí. Para cuando los protagonistas miran más allá, ya todo ha terminado.



Sobre los protagonistas también hay un par de cosas que mencionar. En lo personal soy un gran defensor de la interpreación que Martin Freeman hace de Bilbo Bolsón. Ya en las dos películas anteriores demostró el gran trabajo que puede hacer con el personaje, y en "The Battle of the Five Armies" sigue mostrando su gran nivel actoral, al darnos a un Bilbo que ha cambiado bastante desde que salió de La Comarca. Su preocupación por la transformación que logra ver en el carácter de su amigo Thorin y las decisiones que esto lo lleva a tomar son testimonio de la calidad heroica del hobbit en quien solo Gandalf confiaba al inicio de este viaje. Por ello, siendo Bilbo el protagonista indiscutible de esta historia, reciento un poco que su tiempo en pantalla no sea el suficiente, concediéndosele más atención a otros personajes que incluso no están en el libro, como es el caso de Legolas y Tauriel.

Por su parte, Thorin Escudo de Roble sufre una transformación importante para la historia. Con el basto tesoro de su pueblo en sus manos, el monarca enano se ve aquejado por la codicia que alguna vez enloqueció a su abuelo. Su arrogancia ante los hombres del lago que piden lo que es justo, su resentimiento permanente contra los elfos del bosque, su desconfianza contra su propia familia... Todos son síntomas de esa Enfermedad del Dragón provocada por las riquezas de Erebor. El llanto escondido del viejo Balin por la salud de su rey, las recriminaciones de Dwalin ante el trono y la rebeldía de Kili por la inacción de su tío son a su vez muestras de cómo esta codicia va afectando la manera en que los fieles enanos de la Compañía ven el deterioro de su líder. Pero también es de labios de Thorin que recibimos la mayor enseñanza de esta película: "Si más de nosotros valoráramos el hogar por sobre el oro, el mundo sería más feliz."



¿Es realmente esta última entrega tan poco apegada a los libros de Tolkien como se afirma en algunos sitios? No estoy tan seguro de ello. Fuera de la constante presencia de Legolas en la acción o del idilio romántico entre Tauriel y Kili, el resto de los elementos de la película provienen de alguna manera del material original escrito por Tolkien. Cierto que Gandalf no era prisionero en Dol Guldur cuando se dan los eventos aquí narrados, pero lo que Jackson hizo fue unir dos pasajes diferentes: uno que sucedía años antes y otro que ocurría días antes de la Batalla de los Cinco Ejércitos. La expulsión de Sauron de Dol Guldur por la acción del Concilio Blando también es mencionada en "El Hobbit" y ampliada aún más en los apéndices de "El Señor de los Anillos". Tal vez el mayor cambio se da en el desenlace del combate en la Colina del Cuervo, algo provocado por la presencia ya mencionada de Legolas y Tauriel en la historia.

En realidad los mayores pecados de Jackson que hacen que "The Battle of the Five Armies" sea desde mi punto de vista la más débil de todas las películas de Tierra Media, tienen que ver con la sensación constante de que esta es una historia que ha sido alargada de manera innecesaria. Algo que tiene su raíz en la decisión de la productora de dividir en tres películas un proyecto que se había planificado originalmente solo para dos entregas. "The Desolation of Smaug" logró evitar esta sensación al aprovechar muy bien los 7 capítulos que sirvieron de base para el guión. Por el contrario, "The Battle of the Five Armies" solo aprovecha 4 de los 6 capítulos restantes (el primero de los cuales se agotó rápidamente en la secuencia inicial, incluso antes del título de la película). ¿Qué pasó con los 2 capítulos no aprovechados? Estos describen el viaje de regreso de Bilbo Bolsón a La Comarca, el cual es resumido en pantalla mediante una elipsis temporal (aunque algunos elementos me aventuran a suponer que dicho viaje aparecerá de manera más desarrollada en la versión extendida de la cinta). Uno podría suponer que Peter Jackson decidió no incluirlo para evitar críticas similares a las que recibió por "The Return of the King", cuando se la acusó de poner "demasiados" finales en la película (a pesar de que solo se limitó a narrar lo que aparecía en el libro e incluso eliminó el Saneamiento de la Comarca).


El final de la película nos permite ese ansiado puente narrativo hacia "The Lord of the Rings" de una manera nostálgica que se acrecienta gracias al diseño de los créditos finales acompañados de la canción "The Last Goodbye", compuesta por Howard Shore e interpretada por Billy Boyd, a quien muchos recordarán como el hobbit Peregrin Tuk.

En resumen, "The Hobbit: The Battle of the Five Armies" quizás no sea la mejor de las cintas de Peter Jackson sobre Tierra Media. Pero aún así resulta una extraordinaria película capaz de emocionar a muchos y satisfacer a los fanáticos menos ortodoxos. Este es el adiós a la Tierra Media y, en retrospectiva, podemos decir con una gran sonrisa que el viaje ha valido la pena.

Comentarios

Luis ha dicho que…
Juan Jo....Luis Alonso desde Mordor...
Pues definitivamente la más floja de las 3...pero valió la pena el boleto.

Por si no los conocés...

http://insomniocr.blogspot.com/2011/07/tengwar-halfling-forth-shall-stand-2011.html

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