Game of Thrones: Reseña Episodio 26

El caos no es un abismo, sino una escalera. Muchos que intentan subirla, caen. Algunos que tienen la oportunidad, se niegan a subir. Pero al final, el ascenso es lo único que importa, la escalera es lo único que es real. Tal es el pensamiento de Lord Petyr Baelish, el cual se nos revela de manera dramática al final del episodio 26 de "Game of Thrones", titulado precisamente "The Climb". Y es que el ascenso es tema recurrente en este capítulo. Pero también los juegos de poder, los enfrentamientos sutiles para imponerse, el precio que hay que pagar por mantenerse en el tablero... Un episodio que nos recuerda lo que sucede si se juega mal el Juego de Tronos.

Iniciemos esta reseña más allá del Muro, donde Sam Tarly busca llegar al Castillo Negro con Gilly y su bebé. Una escena pequeña para recordarnos la nobleza de este personaje y sus sentimientos por la salvaje que rescató del Torreón de Craster. Pero saltemos a otro miembro de la Guardia de la Noche con una historia más interesante. El grupo de Tormund Matagigantes por fin llega al Muro. Pero claro, esa era la parte fácil. Durante todo el episodio veremos a los salvajes en una escalada vertical de la gigantesca barrera que los separa de los Siete Reinos. Y evidentemente Jon Nieve e Ygritte forman parte de ese grupo. Al cansancio y al esfuerzo físico se le suman los peligros del resquebrajamiento de la capa superficial de la pared de hielo. Una avalancha acaba con la vida de varios salvajes y por poco se lleva también a Jon e Ygritte. Momento que aprovecha el maldito de Orell para cortar la soga deseando ver volar a un Cuervo... Hasta el final del capítulo llegan a la cima y Jon inmediatamente lleva a su amada Ygritte a mirar al otro lado de la barrera, hacia las tierras donde nació. Aunque el momento es muy romántico, hay una triste verdad latente: se acerca el momento en que Jon tendrá que decidir entre el amor y el deber.


En este capítulo Jon es visto en sueños por Jojen Reed, en una escena que nos permite descubrir que el joven verdevidente sufre de ataques epilépticos cuando tiene este tipo de visiones. Por suerte para él, su hermana Meera siempre está cerca. Estos ataques son muy significativos pues refieren a las características de las experiencias chamánicas en el mundo real. Un buen detalle por parte de los productores.

Otro que está a punto de un ataque es Theon Greyjoy. Claro que la causa es su sádico y cruel captor que decide jugar a las adivinanzas con él. Las reglas son simples: Theon gana si logra adivinar en dónde se encuentran y quién es su captor; su torturador gana si logra hacer que Theon le suplique que le arranque el dedo. ¡Y adivinen quien ganó! Lo peor para Greyjoy es darse cuenta que la única razón por la cual está pasando por todo ese sufrimiento es porque su torturador lo disfruta. ¿Aún no han adivinado quién es? Ya sabemos que no es un Karstark ni un Umber y que no están en Bosquespeso. He aquí otra pista: el torturador despierta a Theon con el sonido de una estridente trompeta. ¿Recuerdan que a Theon un hombre con un cuerno no lo dejaba dormir mientras Invernalia estuvo sitiada? Hagan las matemáticas.


Prisionero con mejor suerte es Jaime Lannister. Él y Brienne comparten una cena con Lord Roose Bolton, en la cual Jaime deja bastante claro que sin su mano derecha es tan inútil para cortar un pedazo de carne como para pelear. El Señor de Fuerte Terror se muestra bastante cortés con sus prisioneros e inclusive viste a Brienne con un vestido digno de una dama de noble cuna. Una imagen realmente ridícula. Bolton tiene una amena conversación con el Matarreyes... perdón, con Jaime, sobre qué hacer con él. Al igual que el finado Rickard Karstark, Roose Bolton no tiene mucha fe en la victoria de Robb Stark. Así que para asegurar que su cabeza se conserve sobre sus hombros para cuando acabe la guerra, decide enviar a Jaime a Desembarco del Rey, con la única condición de que le diga a su padre que Lord Bolton no tuvo nada que ver con la amputación de su mano. Por desgracia para Brienne, ella deberá quedarse en Harrenhal para hacer frente a cargos de complicidad en la traición de Catelyn Stark.


En otro punto de la Tierra de los Ríos, por fin descubrimos cuál era el destino del misterioso viaje de la Mujer Roja. Melisandre hace una visita sorpresa a la Hermandad Sin Estandartes y tiene una muy interesante charla sobre fe con Thoros de Myr. Gracias a esta, descubrimos más de la historia de este curioso sacerdote rojo, quien en realidad era un hombre de poca fe hasta que Ser Gregor Clegane atravesó con una lanza a su amigo Beric Dondarrion y el Señor de la Luz lo devolvió a la vida. Melisandre se muestra maravillada (y si se quiere, incluso algo celosa), pero no es para hablar de religión para lo que ha llegado allí. Tras darle dos bolsas de oro a la Hermandad, los soldados que la acompañan toman prisionero a Gendry y lo suben a la fuerza a una carreta. Evidentemente Arya protesta y se enfrenta a la sacerdotisa. Y es aquí cuando pasa algo interesante: Melisandre mira en los ojos de la niña y un cierto miedo se dibuja en su rostro, mientras le dice que hay una gran oscuridad dentro de ella y que en el futuro volverán  a encontrarse. Como comenté en reseñas anteriores, este viaje es algo que no se da en los libros, en donde hasta ahora Melisandre y Arya no han cruzado caminos, por lo que esta escena es algo sumamente revelador incluso para los que ya nos hemos tragado los cinco tomos publicados de "Canción de Hielo y Fuego". Recuerden que George RR Martin es parte de los productores, por lo que esta predicción de la Mujer Roja podría estarnos revelando algo que está por venir en los libros que faltan.


En Aguasdulces, Robb Stark se reúne con dos de los hijos de Walder Frey para escuchar las condiciones del viejo Señor del Cruce para retomar su alianza con el Joven Lobo. El Rey en el Norte está en una situación difícil y los Frey lo saben muy bien. Es por ello que establecen tres condiciones no negociables: Robb deberá ir a Los Gemelos a disculparse en persona ante Lord Walder por haber faltado a su palabra; una vez acabada la guerra, los Frey tomarán posesión de Harrenhal y todos sus terrenos circundantes; y finalmente, Edmure Tully, Señor de Aguasdulces, deberá casarse con  Roslin Frey, hija de Lord Walder. A Edmure esto le cae como si le hubiesen  obligado a tragarse un estañón de Fuego Valyrio. Y aunque el hermano menor de Catelyn protesta una y otra vez, El Pez Negro y Robb le sacan en cara lo que le debe a la causa por el desastre estratégico en la Batalla del Molino de Piedra. Queda claro: en el ejército de Robb Stark el castigo por cometer un error en batalla es que te obliguen a casarte. Edmure Tully debe estar envidiando a Lord Karstark.


Otros obligados a contraer nupcias son Tyrion y Cersei Lannister. Ambos hermanos tienen la primera conversación sin armas de por medio en mucho tiempo mientras tratan de digerir las órdenes que les dio Tywin Lannister al final del capítulo de la semana pasada. Y aunque Tyrion se muestra indignado, no logra alcanzar el nivel de molestia de su hermana, quien ve el regreso de su mellizo Jaime como la única manera de escapar a una boda con Loras Tyrell. Tyrion aprovecha la ocasión para preguntarle directamente a Cersei si fue ella la que ordenó que lo mataran durante la Batalla del Aguasnegras. Pero su silencio le revela al Gnomo otro culpable: su sádico sobrino, el Rey Joffrey. Ya habrá tiempo para eso más adelante, y Tyrion decide que es hora de anunciarle su compromiso a la pobre Sansa Stark. Y como si la situación no fuera ya suficientemente incómoda, le toca darle la noticia con su amada Shae en la habitación.


El plan de los Lannister se concreta con Lord Tywin, quien busca pactar el matrimonio de Loras y Cersei negociando con una reticente Lady Olenna. La Reina de Espinas ha hecho gala de su agudeza y habilidad de palabra poniendo en su sitio a muchos desde su llegada a Desembarco del Rey, pero ante la Mano del Rey se topa por fin con alguien de su nivel. Los diálogos son intensos y las palabras más filosas que espadas, mientras la rosa y el león buscan doblegarse uno al otro. Ante las insinuaciones a la homosexualidad de Loras, sale a relucir las acusaciones de incesto entre Jaime y Cersei. Y cuando todos pensábamos que el enfrentamiento acabaría en empate, Lord Tywin hace uso del poder de su cargo para amenazar a Lady Olenna con dar la orden para que Loras forme parte de la Guardia Real a menos que se case con Cersei. La Reina de Espinas se da cuenta que este round esta perdido y sabiamente decide retirarse... por el momento.


Pero el mayor de los enfrentamientos verbales en "The Climb" es protagonizado por dos viejos (y peligrosos) rivales: Meñique y Varys. En una escena frente al Trono de Hierro, Lord Baelish se jacta de haberle desbaratado sus planes al eunuco. Pero va aún más allá: le confiesa que siempre supo que había una espía que trabajaba para Varys y que ya se encargó de ella al dársela a un cliente que deseaba usarla de maneras diferentes. Es en este contexto donde se da el diálogo de Meñique con el que abrimos esta reseña, en una secuencia de edición bien lograda, donde en medio de música dramática y las palabras de Baelish, vemos al desgraciado del Rey Joffrey, con su ballesta en el regazo, mientras disfruta admirando el cuerpo inerte de la pobre Ross, amarrada a la cama y atravesada por varias saetas. De allí saltamos Sansa desesperada, llorando mientras mira el barco de Meñique que ya no puede abordar. Y finalizamos con Jon Nieve e Ygritte, besándose en la cima del Muro.


Así terminó este episodio: con dramatismo y una buena dosis de impacto (¡Te extrañaremos, Ross!). Este domingo le llega el turno al episodio 27: "The Bear and the Maiden Fair", el esperado capítulo de esta temporada escrito por el propio George RR Martin. Hasta entonces, los dejo con el avance:

http://www.youtube.com/watch?v=H6zxzL8wLd0

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