Game of Thrones: Reseña Episodio 39

"Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo que defiende los reinos de los hombres. Entrego mi vida y mi honor a la Guardia de la Noche, durante esta noche y todas las que estén por venir."

Episodios como "The Watchers On the Wall" son los que nos recuerdan quiénes son los verdaderos héroes del Poniente. Penúltimo capítulo de esta cuarta temporada de "Game of Thrones", por segunda vez en la serie toda la acción se concentró en una única línea argumental. Y al igual que ocurrió la primera vez con el episodio "Blackwater" de la segunda temporada, la razón para ello fue mostrarnos una gran batalla. En este caso, la defensa del Muro y el Castillo Negro por parte de la heroica Guardia de la Noche. Una batalla que no sólo los productores, sino el propio George RR Martin, insistieron que sería más grande que la del Aguasnegras.

El episodio inició con Jon Nieve y Sam Tarly en la cumbre del Muro, haciendo la guardia nocturna con la que los castigó Ser Alliser Thorne. Ambos amigos hablan sobre el amor y las interpretaciones que Sam cree que se pueden hacer con respecto al voto de castidad de la Guardia de la Noche. Buen intento, Mortífero, pero creo que así no es cómo funciona. Claro que toda esta conversación se debe a la preocupación de Sam por el destino de Gilly y su bebé, pues piensa que ambos murieron durante el ataque salvaje contra Villa Topo. Jon le dice que lo mejor es que se vaya a dormir.


Pero Tarly se dirige más bien a la biblioteca para leer más sobre los salvajes. Allí lo encuentra el Maestre Aemon, quien adivina el por qué Sam está allí. Tras una breve conversación con el viejo maestre de por qué el amor es la muerte para el deber y de cómo Aemon Targaryen fue un galán para las chicas cuando era joven, Sam es enviado nuevamente a dormir. Pero cuando sale al patio del castillo, escucha la voz de Gilly discutiendo con Pyp para que la deje entrar, pues la banda de salvajes de Tormund Matagigantes se encuentra cerca. Pyp insiste en que tiene órdenes de no dejar entrar a nadie, pero tras una inesperada maldición de Sam, permite que Gilly entre. Y es entonces cuando suenan los dos toques de cuerno desde la cima del Muro...

A poca distancia hacia el sur, el grupo de Tormund acampa a la espera de la gran señal que prometió Mance Rayder para atacar el Castillo Negro. El Matagigantes trata de hacer tiempo contando cómo se acostó con una osa. Historia que una muy irritable Ygritte pone en duda mientras se dedica a preparar flechas para matar "Cuervos". Pero Styr, el Magnar de Thenn, piensa que lo de ella son solo palabras y que es totalmente incapaz de matar a Jon Nieve si llega a tenerlo enfrente. Comentario que enfurece a la salvaje, quien asegura que ella matará a Jon y amenaza con meterle una de sus flechas entre los ojos a cualquiera que lo intente primero. La discusión queda de lado cuando se escucha el llamado del cuerno sobre el Muro. Más allá, el cielo nocturno se tiñe con un resplandor anaranjado: la señal que Tormund ha estado esperando para lanzar el ataque.


Sobre el Muro, Jon Nieve corre a una de las plataformas de madera para mirar el Bosque Encantado, donde un enorme incendio se extiende en el horizonte marcando la llegada del poderoso ejército de Mance Rayder. Rápidamente se preparan las defensas del Muro: arcos y flechas, balistas, barriles con piedra y agua congelada así como aceite listo para prender fuego, piedras para lanzar sobre los atacantes que intenten escalar la gigantesca pared de hielo... En el Castillo Negro, Sam lleva a Gilly hasta una de las bodegas para que se esconda. La salvaje asustada trata de convencer a Tarly para que se quede junto a ella. Pero él tiene un deber que cumplir. Con un beso inesperado en la boca, Sam se despide de Gilly, quien le hace prometerle antes que no va a morir esa noche.


Ya en su puesto, Sam trata de calmar a Pyp, quien se muestra muy asustado pues nunca ha estado en una batalla antes. Entre ambos se da un diálogo interesante sobre la valentía y el miedo que nos permite ver lo mucho que se ha transformado Sam por todo lo vivido más allá del Muro, pues ya no es aquel simple cobarde que se tiraba al piso y dejaba que los otros le pegaran.

Al otro lado del Muro, el ejército salvaje por fin llega hasta el borde del bosque mostrándose a los defensores. Miles de guerreros de diversos pueblos se apiñan vociferando y golpeando sus armas, retando a los "Cuervos" que miran sobre la inmensa muralla. Y entre todos ellos, un gigante avanza acompañando a otro más viejo que cabalga a lomos de un mamut. Una imagen poderosa que lleva a Ser Alliser a darle de cierta forma la razón a Jon sobre lo equivocada que fue la decisión de no sellar el túnel de entrada. Y es aquí cuando comenzamos a comprender por qué alguien tan despreciable como Ser Alliser Thorne es un oficial de la Guardia de la Noche. Tras decirle a Jon cómo el ser líder implica nunca permitirse dudar de una decisión aunque sea errónea, le deja claro que solo trabajando todos juntos podrán derrotar al enemigo y seguir vivos. Una vez pasado el peligro, pueden volver al odio mutuo.


Pero la concentración de Ser Alliser en el enemigo enfrente se ve interrumpida cuando comienza a sonar un cuerno en el Castillo Negro. El asalto del grupo de Tormund contra la puerta principal inicia bajo las flechas de Ygritte que comienzan a causar bajas entre los defensores. Ser Alliser decide bajar a dirigir la defensa del castillo y deja al inepto de Janos Slynt a cargo del Muro. Tras un discurso heroico de Thorne a sus hombres, la Guardia se lanza a recibir a los salvajes que logran forzar la puerta. Los atacantes liderados por el propio Tormund toman el control de las murallas exteriores, mientras Sam y Pyp se repliegan a una nueva posición para disparar sus ballestas.

Del lado norte, los gigantes y su mamut avanzan hacia la puerta exterior del túnel junto a varios guerreros y grupos de escaladores. Janos Slynt se paraliza por completo y no logra dar ninguna orden a los defensores, para gran irritación de Jon Nieve quien le insiste en que hay que detener a los gigantes. La respuesta de que los gigantes no existen hace ver que Slynt ha colapsado ante el miedo. Grenn rápidamente le dice a Slynt que Thorne lo necesita abajo en el castillo. Cuando el antiguo comandante de la Guardia de la Ciudad de Desembarco del Rey se marcha, Jon toma el mando y ordena lanzar barriles congelados contra los atacantes. Cuando los escaladores comienzan su ascenso, varios arqueros de la Guardia se amarran cuerdas a la cintura y se cuelgan del borde del Muro para poder disparar de manera vertical contra los atacantes. Y aunque las flechas de respuesta de los salvajes no logran llegar tan alto, sí lo hacen las enormes flechas de los gigantes.


Al descender del Muro y ver la batalla que se está librando en el Castillo Negro, Janos Slynt actúa como el cobarde que es y corre a esconderse en la misma bodega donde está refugiada Gilly. Mientras tanto, Ser Alliser se enfrenta cuerpo a cuerpo contra el propio Tormund Matagigantes. Duelo del cual el oficial sale gravemente herido, por lo que varios miembros de la Guardia lo meten dentro de uno de los edificios para poder protegerlo. En otro sector del combate, Pyp logra matar a su primer salvaje con su ballesta, con tan mala suerte que cuando se asoma para volver a disparar es alcanzado en la garganta por una de las flechas de Ygritte. Desangrándose y lleno de miedo, el pobre Pyp muere en brazos de un afligido Sam Tarly que no puede hacer nada para salvar a su amigo.


Comprendiendo que va a ser muy difícil detener el ataque de los gigantes contra la puerta exterior del túnel, Jon le ordena a Grenn tomar a varios hombres y bajar a defender la puerta interior. Luego ordena lanzar los barriles de aceite con mechas encendidas en contra de los gigantes. La explosión logra alcanzar a varios salvajes que mueren quemados, mientras que el mamut entra en pánico y se lanza en carrera hacia el bosque, aplastando a otro poco de salvajes a su paso. El gigante más viejo corre detrás de él para detenerlo, pero es alcanzado por una flecha de balista que lo mata. Esto solo sirve para llenar de ira al gigante más joven (probablemente su hijo), quien comienza a forzar la puerta exterior.


Tras recobrarse de la muerte de Pyp, Sam trata de llegar hasta el elevador, por lo que atraviesa toda la batalla que está sucediendo a su alrededor. Incluso mata de un saetazo a un thennita que se lanza contra él. Al llegar al elevador se topa con Grenn, quien le informa que Jon está al mando del Muro y que si se necesitan más hombres abajo debe pedírselos a él. Tras darle valor al pequeño huérfano Olly, Sam llega hasta donde Jon, quien le da el mando a Edd el Penas mientras él mismo baja con varios hombres en auxilio de la guarnición del Castillo Negro.

Mientras, en el túnel, el gigante logra entrar y se lanza contra la puerta interior, donde Grenn recita el juramento de la Guardia de la Noche para infundir valor a sus atemorizados compañeros. Afuera, Jon envía a Sam a liberar a Fantasma mientras él lucha contra varios salvajes. Pero pronto se encuentra cara a cara con Styr, quien logra desarmarlo y lo lanza a punta de golpes contra la fragua del castillo. Por suerte para Jon un martillo queda a su alcance, con el cual mata al Magnar de Thenn de un golpe certero al cráneo. Al volverse descubre que Ygritte le está apuntando con su arco. Pero antes que la chica salvaje pueda disparar, una flecha de Olly la atraviesa. Desesperado, Jon Nieve corre a su lado y la sujeta en sus brazos mientras ella agoniza, recordando cómo fueron felices juntos. Cuando Nieve le responde que aún pueden ser felices, ella le responde con sus últimas palabras: "No sabes nada, Jon Nieve". Un amargo final para un amor que siempre fue imposible.


Sobre el Muro, Edd ordena soltar la gigantesca guadaña metálica que se columpia poderosamente de una enorme cadena, despedazando en su camino a todos los desgraciados salvajes que estaban escalando la pared de hielo. Así llega a su final el primer esfuerzo de Mance Rayder por tomar el Muro. En el castillo, Tormund es hecho prisionero por un apesadumbrado Jon Nieve. Y en las bodegas, Sam Tarly regresa vivo cumpliéndole su promesa a Gilly... y sorprendiéndose al encontrarse también escondido allí al cobarde de Janos Slynt

Con los primeros rayos de sol, Jon y Sam se dirigen hacia el túnel mientras Nieve le revela a su amigo su intención de ir en busca de Mance Rayder para matarlo, pues sabe que solo eso detendrá a los salvajes. Sam trata de disuadirlo pero la decisión ya ha sido tomada. Dentro del túnel encuentran los cuerpos de Grenn y sus hombres, quienes dieron su vida deteniendo al gigante cuyo enorme cadáver se encuentra junto a ellos. Tras decirle a Sam que se encargue de ellos como se merecen, le da la espada "Garra", pues no desea que se pierda en caso de morir en manos de los salvajes. Y así terminó el episodio, con una Guardia de la Noche heroica pero diezmada, varios personajes queridos muertos y un Jon Nieve marchando solo al encuentro del enemigo, dispuesto a sacrificarse para evitar que el Muro caiga.


Y así también llegamos al décimo y último episodio de esta temporada, "The Children", el cual David Benioff y DB Weiss aseguran que será el mejor capítulo de final de temporada que se haya visto en "Game of Thrones" hasta el momento. ¿Qué será lo que nos tienen preparados? Aquí está el adelanto:

https://www.youtube.com/watch?v=dvoBl1158Gg

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