El Último Hechizo

Finales del 2001 será recordado como el año en que llegaron a la gran pantalla dos sagas provenientes de la literatura que revitalizaron el género de fantasía épica y mágica durante la siguiente década. Por un lado New Line Cinema revolucionó al género con la magnífica adaptación de "The Lord of the Rings" de JRR Tolkien, la cual movió a cientos de fanáticos a lo largo de tres películas que se estrenaron en igual cantidad de años. Por otro lado, Warner Bros. supo aprovechar un fenómeno literario más reciente: el de "Harry Potter", el niño mago creado por JK Rowling. Con 7 libros en su haber, esta saga llegó a las pantallas en 8 películas que se extendieron a lo largo de la última década.

Con el reciente estreno de la segunda parte de "Harry Potter and the Deathly Hallows", llega a su final un largo viaje, tanto de sus jóvenes protagonistas como de los espectadores. Mucho nos ha dejado esta historia: el gusto por las varitas mágicas, el cariño por el Colegio Hogwarts, el deseo de pertenecer a una u otra Casa del Colegio, el temor a los siniestros Mortífagos y la confianza en nuestro patronus para derrotar a cualquier dementor. Todos estos aspectos hay que comprenderlos para entender el por qué más allá de su calidad cinematográfica, "Harry Potter and the Deathly Hallows, parte 2" será recordado como el evento cinematográfico del año.

Esta película es en realidad una continuación de la anterior, hasta el punto que ambas podrían verse juntas sin cortes y uno pensaría que son la misma. Y es que en realidad es así. A diferencia de las cintas anteriores donde cada una correspondía a un libro diferente, el director David Yates decidió dividir el último libro en dos partes, al considerar que dos horas de película eran insuficientes para finalizar la historia de la lucha del joven Potter y el temible Lord Voldemort. Podemos estar seguros que los estudios no se opusieron a tan excelente oportunidad para sacarle más ganancias a su gallina de los huevos de oro.

Para el final de la primera parte, el Mundo Mágico estaba bajo el control de los Mortífagos, quienes habían tomado el poder del Ministerio de Magia. Harry Potter (Daniel Radcliffe) y sus amigos Hermione Granger (Emma Watson) y Ron Weasley (Rupert Grint) eran prófugos del Ministerio. Y Lord Voldemort (Ralph Fiennes) por fin había descubierto que la legendaria Varita de Saúco era la varita de Albus Dumbledore (Michael Gambon), por lo que la robó de su tumba. Justamente con esta escena es con la que abre la película, recordándonos el predicamento de nuestros héroes.

Pero algo ha cambiado. El sacrificio del elfo doméstico Dobby ayudando a sus amigos a escapar de la Mansión Malfoy ha transformado a Potter en un hérore diferente, un héroe decidido y desesperado. Sabiendo que el alma de Voldemort se ha separado en 7 fragmentos, de los cuales 1 está aún dentro de él y 3 más ya han sido destruídos (el diario de Ryddle, el anillo de los Gaunt y el guardapelo de Slytherin), Harry debe descubrir pronto la naturaleza y paradero de los otros 3 horrocruxes. Pero la reacción de Bellatrix Lestrange (Helena Bonham Carter) al ver la Espada de Gryffindor en manos de Harry le ha dado una pista. Lo que debe hacer es entrar a la bóveda de los Lestrange en el Banco Gringotts. El único problema: agentes del Ministerio, duendes y hasta dragones vigilan el banco. Mientras Harry, Ron y Hermione se las ingenian para entrar con la ayuda del duende Griphook (Warwick Davies), los espectadores caemos completamente en cuenta de la desesperada situación que se vive en el Mundo Mágico.

Pero esta primera aventura sólo es un preámbulo para el regreso de Harry a Hogwarts, el cual está bajo la dirección de Severus Snape (Alan Rickman). Es aquí, en el lugar más amado por Harry, donde se librará el enfrentamiento final por el destino del Mundo Mágico. Entre los defensores del colegio al mando de la maestra McGonagall (Maggie Smith) están los remanentes de la Orden del Fénix liderados por la familia Weasley, Remus Lupin (David Thewlis), Nymphadora Tonks (Natalia Tena) y Kingsley Shacklebolt (George Harris), y los propios estudiantes, entre quienes destacan Neville Longbottom (Matthew Lewis), Luna Lovegood (Evanna Lynch) y Seamus Finnigan (Devon Murray).

Al igual que el libro, esta última historia es la más emotiva, llena de sacrificios y dolor. Aún en un Mundo Mágico no todos los finales son plenamente felices, y toda guerra reclama sus víctimas. Pero en medio de la devastación de los lugares que durante 7 películas hemos llegado a querer y ante la muerte de personajes con los que nos hemos familiarizado tanto, surge el heroísmo de aquellos que en medio de la mayor angustia y necesidad no se dejan derrotar por la oscuridad y la desolación. David Yates parece comprender muy bien esta gran lección detrás de todo gran libro de fantasía y se encarga de que su película lo refleje.

El arte y los efectos visuales se despliegan en toda su capacidad. Desde el ejército de estatuas que McGonagall convoca para defender el colegio hasta los gigantes y acromántulas que ayudan a los Mortífagos a sitiar la fortaleza.

Pero también las actuaciones son de las mejores de la saga. Para quienes habíamos leído el libro, la capacidad de Daniel Radcliffe de encarar a este Harry Potter más heroico y decidido era una incógnita. Pero después de 10 años de estar dentro de los zapatos del Niño Mago, Radcliffe supo desarrollarse junto al personaje. Punto culminante de esta transformación es la reacción del protagonista ante la última y más terrible de las revelaciones de Dumbledore sobre su extraño vínculo con Voldemort. Alan Rickman llega también al momento cumbre de su personaje de Severus Snape, pasando en pocos segundos de ser uno de los más detestados de la saga a tener una redención producto de la revelación de un profundo amor y un terrible dolor. La verdad detrás de Snape es sin duda el momento donde a muchos espectadores les es imposible evitar derramar una lágrima.

Otro personaje que llega a su clímax es Neville Longbottom quien desde sus humildes inicios como el más inseguro y tonto de los alumnos de Gryffindor, llegó a ser un valiente mago leal a Harry y sus amigos. En esta película se muestra como el líder de la resistencia estudiantil contra la dirección de Snape y la presencia de los Mortífagos en Hogwarts. Sus actos durante la Batalla de Hogwarts llegan a ser tan extraordinarios como los de Harry, ganándose por fin su lugar como el segundo niño del cual podía haber hablado la Profecía.

Los puntos débiles de "Harry Potter and the Deathly Hallows, parte 2" se presentan principalmente en la desición del Yates de no tratar ciertos elementos de la trama que a muchos que leímos los libros nos parecían fundamentales. El pasado de Albus Dumbledore es uno de estos elementos, pues aunque se llega a insinuar el hecho de que Dumbledore sacrificó a su hermana Ariana en su búsqueda de poder, no llega a quedar claro la forma en que esto sucedió y la relación de aquel hecho con Grindelwald y las Reliquias de la Muerte. Todo esto a pesar de la aparición de Aberforth Dumbledore (Ciarán Hinds) en la película. Otro elemento es la falta de mención de que uno de los horrocruxes tiene relación con Helga Hufflepuff, lo que hace que la escogencia que Voldemort hizo de estos objetos por su relación con los fundadores de Hogwarts se presente como algo casual. Al final de la saga, quienes no han leído los libros pensarán que sólo Slytherin y Ravenclaw eran de interés para Voldemort, y no todas las Casas de Hogwarts como era en realidad.

Otro punto que es un poco débil son los duelos finales que se dan entre personajes. Un ejemplo de ello es el que se da entre Bellatrix Lestrange y Molly Weasley (Julie Walters), que, aunque se ajusta a lo descrito en el libro, tiende a ser muy rápido, lo cual le quita emoción. Algo similar ocurre con el duelo de Harry y Voldemort, aunque en lo personal no lo sentí tan breve.

Quizás "Harry Potter and the Deathly Hallows, parte 2" no haya tenido la misma fuerza que la primera parte, pero a pesar de ello considero que es un digno final para una saga que tuvo sus altibajos. Algo que los seguidores de la obra de Rowling deben agradecer fue la incorporación de David Yates como director a partir de "The Order of the Phoenix", lo que le regresó la continuidad artística a las siguientes películas que se había perdido desde la salida de Chris Columbus. Lo que es seguro al salir de la sala de cine es la sensación de nostalgia que nos queda al decirle adiós a aquellos personajes que vimos crecer de unos niños ansiosos que abordaron por primera vez un tren en el Andén 9 y 3/4, para convertirse en los héroes que enfrentaron juntos la mayor de las pruebas, conociendo el dolor, la amistad, el sacrificio y el amor en el camino. Y esto es algo con lo que todos nos podemos identificar, sin importar si somos magos, muggles... o simples elfos domésticos.

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