Sherlock: Reseña de The Sign of Three

El gran día de John Hamish Watson y Mary Elizabeth Morstan nos trajo un capítulo lleno de sentimiento y sorpresas en una boda... y un intento de homicidio. Con una gran dosis de humor y giros inesperados, "The Sign of Three" es una adaptación libre de la novela "El Signo de los Cuatro", de la cual ya habían sido utilizados varios elementos en "Sherlock" durante el capítulo "The Blind Banker" de la primera temporada. Es quizás por ello que aunque el misterio principal del episodio es tomado de esa narración de Arthur Conan Doyle, durante gran parte de la hora y media de capítulo ningún crimen o caso específico llega a tener realmente un peso argumental, y "The Sign of Three" no parece más que una excusa para narrarnos las incomodidades y extravagancias del Detective de Baker Street mientras naufraga al tratar de comportarse en un evento social ordinario.


La historia inicia con Sherlock Holmes dando al traste con una detención que el laborioso inspector Lestrade venía planeando desde hacía varios meses: una peligrosa banda de asaltantes que se le había logrado escapar en los juzgados al no poder sorprenderlos con las manos en la masa. Pero cuando por fin Scotland Yard los tiene rodeados dentro de un banco y Lestrade se dirige a hacer su triunfal detención, un mensaje de texto de Sherlock pidiendo auxilio le hace salir corriendo y dejar todo en manos de la agente Sally Donovan (quien por lo visto, y a diferencia de Anderson, aún no soporta a Holmes). La frustración de Greg Lestrade es evidente al llegar a Baker Street para descubrir que el gran predicamento en que está Sherlock Holmes es tener que redactar el discurso que dará en la boda de Watson. Y en este primer chiste se nos presenta todo el aire que tendrá a partir de ese momento el episodio.

Gran parte de la historia se nos cuenta a modo de flashbacks, principalmente durante el discurso de Holmes como padrino. Así, tras la ceremonia nupcial que no llegamos a ver, los primeros flashbacks aparecen mientras los recién casados y padrinos reciben a los invitados a la recepción. En estos vemos las acciones de Holmes para poner a raya a un viejo pretendiente de Mary y para convencer a un niño para llevar los anillos durante la ceremonia. Durante la recepción se nos presenta al Mayor James Sholto (Alistair Petrie), antiguo comandante de John Watson en Afganistán, marcado por las cicatrices de una terrible emboscada sufrida en acción durante la cual perdió a todo su pelotón de jóvenes cadetes. Debido a este suceso, Sholto es un hombre solitario y recluido, que vive en un lugar aislado del campo para evitar las amenazas constantes de muerte que sufre por parte de los familiares de los soldados caídos. También se nos presenta el personaje de Janine (Yasmine Akram), atractiva amiga de Mary Morstan quien funge como su madrina de bodas, lo que la lleva a estar cerca de Sherlock e incluso a coquetear con él.


Al llegar el momento del discurso del padrino, Sherlock titubea nervioso, lo que da pie a dos flashbacks breves donde Molly Hooper le expresa a Lestrade y a la Señora Hudson su preocupación de lo que Holmes pudiese decir en la recepción si Watson lo escogía como padrino. El detective logra recuperarse de los nervios y narra su reacción cuando su amigo le pidió ser su padrino (escena cómica que también se nos presenta en flashback). Al continuar con el discurso, parece por un momento que el racional Sherlock Holmes está a punto de echarlo todo a perder con su normal aire de sabelotodo insoportable, pero logra darle un giro sorpresivo al confesar delante de todos su necedad y cómo se siente privilegiado de que alguien como John Watson lo considere su mejor amigo a pesar de lo repelente que puede llegar a ser. En resumen, un discurso que saca lágrimas y aplausos de los invitamos y un enorme abrazo de John Watson hacia Sherlock Holmes.


El Detective de Baker Street continua su discurso reseñando de manera anecdótica dos casos recientes de entre la larga lista de casos narrados en el blog que escribe Watson: el Caso del Guardia Ensangrentado y el Caso del Hombre Efímero.

En el primero de estos, Mary le pide a John que lleve a Sherlock a resolver algún caso para demostrarle que nada ha de cambiar en la relación de amistad de ambos una vez que el doctor se case con ella. Watson le insiste a Sherlock investigar el caso de un guardia del Palacio de Buckingham quien afirma ser víctima constante del acoso de un extraño. Al tratar de hablar con el guardia de nombre Bainbridge, Watson tiene que lidiar con el superior de este, mientras Holmes logra colarse en las barracas. Pero cuando Bainbridge es encontrado ensangrentado en las duchas con una herida de puñal en la espalda tras regresar de su guardia, Sherlock y Watson son los principales sospechosos. El doctor debe hacer uso de su carácter militar para evitar el arresto y hacer que le permitan revisar el cuerpo. Mientras Sherlock se enfoca en el misterio de una víctima en un lugar cerrado por dentro sin rastro del atacante o el arma homicida, Watson descubre que el guardia está aún vivo y logra salvarlo. Este es el rasgo importante del doctor que busca destacar Holmes con su primera historia: mientras él es bueno resolviendo crímenes, el doctor es bueno salvando vidas. Pero cuando Lestrade interrumpe para preguntar cómo fue que apuñalaron a Bainbridge, Sherlock debe admitir un tanto avergonzado que ese caso no llegó a resolverlo.


El segundo caso que narra Holmes se inició durante la despedida de soltero que él le preparó a Watson: un recorrido por todos los pubs cercanos a lugares donde habían encontrado algún cadáver. Y aunque Molly le ayudó a calcular cuál ritmo debían seguir con la bebida para evitar embriagarse, Watson se las ingenia para que ambos terminen borrachos, tirados en las escaleras del 221B de Baker Street apenas dos horas después de haber salido. Así los encuentra Tessa, una enfermera que busca los servicios de Sherlock pues está segura de haber tenido una cita romántica con un fantasma. A pesar de estar aún ebrios, Holmes y Watson toman el caso y se van a investigar al apartamento del supuesto pretendiente, de quien averiguan que murió dos días antes de la cita romántica. Pero después que Sherlock vomita en la alfombra del lugar, ambos son arrestados y un jovial Lestrade debe sacarlos de la cárcel a la mañana siguiente.

Molesto por haber metido las patas con el caso, Sherlock Holmes descubre que al menos otras 4 mujeres tuvieron recientemente citas fantasma como la de Tessa. Usando su "palacio mental" para visualizar la conversación por chat que sostiene con las 5 chicas, descubre que todas trabajan en algún tipo de servicio doméstico: jardinera, cocinera, mucama, guardia de seguridad y enfermera. Aún así no logra encontrar la relación entre ellas, aunque todas se apresuran en cortar la comunicación cuando Sherlock les pregunta si tienen algún secreto. Y mientras el detective se esfuerza en entender por qué un hombre se toma todas esas molestias para salir con diferentes mujeres adoptando la identidad de difuntos que encuentra en los obituarios, Watson tranquilamente llega a la conclusión más lógica: es un hombre casado que busca aventuras sin arriesgarse a que lo descubran. Este es el segundo rasgo que busca resaltar Holmes sobre su fiel amigo: su habilidad para ver lo simple en los escenarios más complicados.


Pero mientras los invitados levantan sus copas para brindar por la feliz pareja, Holmes recuerda de pronto un detalle importante de este último caso que había escapado a su atención. Tessa se refirió a Watson con su nombre completo: John Hamish Watson. John mantiene en secreto su segundo nombre porque no le gusta, y lo ha revelado en pocas ocasiones... como en la invitación de la boda. Además, Tessa se había despedido del chat deseándole buena suerte en la boda. Ella sabía de la boda de Watson y eso no podía ser una coincidencia. Regresando a su palacio mental, Sherlock deduce que lo que el Hombre Efímero quería de todas esas mujeres era información y que era muy posible que estuviese en la boda por algún motivo criminal. Llamando la atención de los invitados, comienza a hacer deducciones: todas esas mujeres trabajaban al servicio de alguien; todas tienen un secreto; todas han firmado un contrato de confidencialidad. Eso es lo que buscaba el Hombre Efímero. Poco a poco las deducciones llegan a una conclusión desagradable: alguien será asesinado en la boda de Watson. Otra serie de rápidas deducciones llevan a Sherlock a descubrir la identidad de la víctima: el Mayor Sholto.


Tras alertarlo de manera disimulada y poner sobre aviso a Lestrade y Watson, la ayuda de un niño le hace ver cómo se cometería el crimen: el Caso del Guardia Ensangrentado. Lo de Bainbridge sólo había sido un ensayo por parte del asesino. Una puñalada limpia a través de un cinturón muy ajustado de un uniforme militar no sería sentida por la víctima, la cual no se desangraría hasta quitarse el uniforme. Bainbridge no había sido apuñalado en los baños, sino cuando aún estaba de guardia en la calle. Y Sholto también ya había sido apuñalado. Watson logra convencer a su antiguo comandante de recibir atención médica, mientras que Sherlock logra deducir la identidad del asesino: el fotógrafo de la boda, el único que podía ir de un lugar a otro, entrar en contacto con todos los invitados y no aparecer en ninguna foto que pudiera delatarlo. Al ser arrestado por Lestrade, el fotógrafo confiesa ser hermano de uno de los soldados que murió durante la emboscada en Afganistán, hecho por el cual culpa a Sholto y había jurado matarlo.

Tras resolver el caso, la fiesta sigue. Sherlock toca una tonada en violín para la feliz pareja y accidentalmente les revela que Mary está embarazada. Pero lo que parece una velada con final feliz, no lo es tanto para el detective, pues este busca a Janine para concretar los coqueteos con algún encuentro romántico, pero ella ya ha encontrado otra pareja. Holmes pronto se siente solo y fuera de lugar, como siempre, y se marcha temprano de la boda sin ser notado por nadie... con la única excepción de Molly Hooper.


Aunque bastante entretenido desde el punto de vista cómico, "The Sign of Three" es el episodio más flojo que nos ha dado la serie "Sherlock". Debido al desarrollo de su argumento, uno como espectador no percibe el caso criminal central de la historia ni el inminente peligro de un asesino suelto en la boda hasta la segunda parte del capítulo, lo que hace que la primera mitad se sienta como una comedia liviana sin el suspenso o el misterio que gusta de esta serie.

Entre los puntos que vale resaltar está el excelente manejo de la faceta emocional de un personaje racional que siempre le ha huido justamente a sus emociones. Algo que no pasa desapercibido para su hermano Mycroft, quien le increpa por haberse dejado involucrar demasiado en la vida de John Watson. Los nervios del detective ante la idea de que su relación con su mejor amigo cambie tras la boda de este, las sinceras palabras que dice durante su discurso, el voto solemne que hace de proteger siempre a John y Mary, y su intento fallido de conquistar a Janine, nos reafirma un gran tema en esta tercera temporada de "Sherlock": el Detective de Baker Street ha regresado de la muerte buscando acercarse más a las personas que lo rodean, luchando por romper las barreras que en el pasado lo llevaron a ser catalogado como un bicho raro poco social.


Sea que lo logre o no, estos intentos hacen que uno como espectador sienta más empatía por este personaje tan singular. A un capítulo para el final de la tercera temporada, queda por ver los cambios que traerá en la dupla de Baker Street el matrimonio de Watson. Aparte que aún estamos en espera de ver a Charles Augustus Magnussen como el nuevo gran villano de alto perfil de la serie.

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