Sherlock: Reseña de The Empty Hearse
Si Sherlock Holmes pensaba que podía regresar a la vida sin recibir una buena paliza, es porque no contaba con el enojo del buen Doctor Watson. La tercera temporada de "Sherlock" inició con el episodio "The Empty Hearse", una adaptación libre del cuento "La Aventura de la Casa Vacía". Y con este regreso de la muerte del detective favorito de muchos, también regresan otros personajes que tanto queremos: John Watson, el inspector Lestrade, Molly Hooper, la Señora Hudson y Mycroft Holmes. Personajes a los que ahora hay que añadirles la prometida de Watson: Mary Morstan, interpretada por Amanda Abbington.
La trama inicia mostrándonos cómo Sherlock sobrevivió a la caída desde la azotea del Hospital St. Barts. Un plan que incluyó una salto bungee, la aparición del ilusionista inglés Derren Brown, una máscara para hacer parecer el cadáver de Moriarty como el de Holmes, y un apasionado beso robado a Molly Hooper. Claro que todo este plan, más digno del 007, resulta ser solo la última teoría de un obsesionado Anderson, la cual no logra convencer para nada a un escéptico Lestrade. Esta escena sirve para descubrir que ya han pasado 2 años desde la muerte de Sherlock y la policía ha limpiado el nombre del Detective de Baker Street dejando al descubierto el plan de Jim Moriarty. De inmediato la acción se desplaza a Serbia, donde Sherlock es rescatado de unos malhumorados soldados por su hermano Mycroft, quien le revela la inminencia de un ataque terrorista en Londres y le dice que es hora de dejar sus "vacaciones".
Pero a su regreso, Sherlock descubre que muchas cosas han cambiado: Watson ya no vive en Baker Street, está comprometido con la enfermera Mary Morstan y se ha dejado el bigote (esto último resulta ser lo más molesto para el insoportable Holmes). El detective decide darle una sorpresa a su viejo amigo, por lo que se hace pasar por un camarero en el restaurante donde Watson ha quedado de verse con Mary para proponerle matrimonio. Pero al reconocerlo, el enojo del doctor es enorme y basta un comentario de burla sobre su bigote para que Sherlock se lleve una paliza. Escena que se repite en otros dos establecimientos diferentes hasta que Holmes queda con la nariz rota y Watson descubre que su bigote no le agrada ni siquiera a su amada Mary. Pero he aquí la primera sorpresa de la noche: a ella le cae bien Sherlock Holmes. Los reencuentros con otros viejos amigos causan reacciones diferentes: Molly Hooper (quien sabía que él estaba vivo) parece sorprendida por la decisión del detective de regresar a la vida; el inspector Lestrade se lanza a darle un gran abrazo; y a la pobre Señora Hudson casi le da un infarto de la impresión.
Es aquí cuando vemos en pantalla una segunda teoría de la supervivencia de Sherlock, la cual incluye un muñeco bastante tosco y un casi beso entre el detective y Moriarty. Para alivio de muchos fans, esto sólo resulta el disparate de una miembro del grupo de teóricos de la conspiración fundado por Anderson (El Club de la Carroza Fúnebre Vacía). Gran sorpresa para todos ellos cuando sus celulares les informan que Sherlock vive y la noticia se difunde por los medios de prensa.
Sherlock Holmes pone a su red de vagabundos a vigilar a diversos criminales que le sirven como indicadores para saber si algo malo está por suceder en la ciudad, tratando de descubrir cuál es ese atentado del que Mycroft y su gente han escuchado. Al no encontrar nada sospechoso, dedica su tiempo a resolver pequeños casos junto a Molly, a quien ha reclutado como ayudante debido a la negativa de Watson de siquiera dirigirle la palabra (aunque el buen doctor sí se quita el bigote). Tras descubrir que un supuesto esqueleto de Jack el Destripador encontrado por Scotland Yard en un sótano es falso, Sherlock y Molly visitan a un encargado de borrar las cámaras de seguridad del metro de Londres, quien ha encontrado algo bastante extraño: un misterioso pasajero que se montó en el último vagón del metro una noche pero que parece haber desaparecido en el trayecto, pues la cámara de la siguiente estación muestra todos los vagones vacíos.
Pero la atención de Sherlock se ve distraída esa noche cuando Mary lo busca pues Watson ha sido secuestrado. Un mensaje cifrado enviado a la prometida hace que el detective y ella inicien una carrera contra el tiempo para salvar a John, quien está bajo el efecto de un sedante, escondido dentro de una hoguera que está a punto de arder como parte de la tradicional Noche de las Hogueras que celebran los ingleses con motivo del intento fallido de Guy Fawkes por volar el Parlamento en 1605. Sherlock Holmes y Mary Morstan llegan a tiempo para salvar a John Watson, pero no logran descubrir quién lo atacó.
Al día siguiente, y tras interrumpir abruptamente la visita de sus padres (llamativamente normales, en opinión del Doctor Watson), Sherlock le muestra a su compañero las imágenes del hombre misterioso en el metro de Londres y lo identifica como Lord Moran, miembro del Parlamento y espía de Corea del Norte. Tras notar la simbólica fecha de ese día (5 de noviembre, día de la Conspiración de la Pólvora), saber que Moran ha reaparecido días después saliendo del metro, y deducir que son menos los vagones que llegaron a la última estación con respecto a los que salían en el video de la estación anterior, ambos investigadores atan cabos y descubren un nuevo plan para volar el Parlamento haciendo explotar el vagón desaparecido para así frustrar la votación de una nueva ley anti-terrorismo.
Sherlock y Watson llegan hasta una estación que nunca fue inaugurada en las cercanías del Palacio de Westminster, desde donde siguen las vías hasta dar con el vagón desaparecido. Allí Sherlock descubre que no hay una bomba adentro, sino que todo el vagón es la bomba, pero se muestra incapaz de desarmarla para gran fastidio y enojo de Watson. Pensando que esos son sus últimos momentos y que los dos van a morir, Watson le confiesa a su amigo cuánto lo aprecia y lo perdona por haberle hecho creer que había estado muerto durante esos dos años.
Aquí nuevamente se interrumpe la escena para mostrarnos otra explicación para la supervivencia de Sherlock. Esta vez la secuencia incluye un colchón de aire oculto a la vista de Watson por el parqueo de ambulancias del hospital, un cadáver similar a Sherlock y vestido con su ropa, la participación de varios vagabundos de la red y agentes de Mycroft, y una pelota de squash bajo el brazo para detener la circulación y aparentar la falta de pulso. Esta teoría viene de los propios labios de Sherlock Holmes, quien además establece que todo se puso en marcha en complicidad con Mycroft desde antes de soltar a Moriarty, y que la finalidad de todo ello era poder obtener la información necesaria para desmantelar toda su red criminal internacional. Toda esta confesión se da ante la cámara de Phillip Anderson (sí, se llama Phillip) quien se muestra algo decepcionado al escucharlo. Holmes lo amedrenta por haber plantado el falso esqueleto de Jack el Destripador en un burdo intento de su club para sacarlo a él a la luz y demostrar que no estaba muerto. Pero cuando Anderson comienza a tener dudas de lo que el detective le acaba de contar, este se marcha dejándolo con una idea que nos hace a todos los televidentes dudar que aquella sea la verdadera explicación a lo ocurrido en el hospital: de todas las personas en el mundo, Anderson sería la última a la que Sherlock le diría la verdad... ¿O no?
La escena vuelve al vagón del metro donde Watson está aún vivo y Sherlock se parte de la risa: hace rato que descubrió el interruptor para apagar la bomba, pero dejó que su amigo pensara lo contrario para verle la cara y que este le confesara que lo perdonaba. ¡El insulto a este insoportable de Sherlock sale con ganas de la boca de Watson, pero también de la de todos los televidentes! ¡Maldito hijo de...! Scotland Yard se encarga de arrestar a Moran, mientras que Sherlock y Watson se preparan para dar la cara a los medios. El doctor aprovecha para preguntarle al detective cómo sobrevivió realmente. Pero este sólo le responde que todos saben que él es indestructible. Acto seguido toma la famosa gorra que tanto había detestado en el pasado y se la pone para salir ante las cámaras "siendo" Sherlock Holmes.
Como es característico en esta serie, la emoción, la sorpresa y el humor están brillantemente dosificados en este episodio. Tal vez el gran pero que se le puede poner es la poca fuerza que la trama del atentado terrorista llega a tener, pues en realidad toda nuestra atención está acaparada por ese regreso de Sherlock y el deseo constante de descubrir cómo fue que sobrevivió al salto desde la azotea del Hospital St. Barts. En este aspecto, me parece que el que más sufrió fue el personaje de Lord Moran, basado en el formidable francotirador Sebastian Moran que aparece en la obra de Conan Doyle y que es descrito allí como el más peligroso de los secuaces de Moriarty. Además, todo ese plan por volar el Parlamento el 5 de noviembre usando un vagón de metro, resulta demasiado similar a lo que se ve en la versión fílmica de "V for Vendetta", el famoso cómic de Alan Moore tan popularizado en estos días por el uso de la máscara de Guy Fawkes que hace el grupo de ciber-activistas de Anonymous.
En cuanto a esa gran duda sobre la supervivencia de Sherlock, confieso que me encanta que los productores hayan decidido no responderla. Al darnos varias versiones falsas pero plantarnos la duda de si la dicha por Holmes es la real, se contribuye a potenciar ese gran mito que es Sherlock Holmes. Posiblemente si se nos hubiese dado una versión "real" de lo sucedido, nuestra reacción como fanáticos hubiese sido la misma decepción mostrada por Anderson.
Por otro lado, "The Empty Hearse" nos establece cambios interesantes que podremos ver desde ahora en la serie. Watson está a punto de casarse, mientras que Sherlock muestra un mayor interés por sus amigos. Puede que la soledad de esos dos últimos años haya servido para ablandar su terquedad, mostrándole cuán valiosas son esas personas que lo rodean para su bienestar emocional. Y eso lo podemos sacar no sólo de su diálogo con Molly al confesarle cuán importante es ella para él, o su ansiedad al no tener a Watson a su lado, sino también en la recriminación que le hace a su hermano Mycroft por ser una persona solitaria. Y el hecho de que ahora conozcamos a sus padres me hace pensar que la serie tenderá a mostrarnos un poco más de esa vida privada de Sherlock que para todos ha sido hasta ahora una gran incógnita.
La última escena de este capítulo sirve para presentarnos un atisbo del criminal que parece estar detrás del secuestro e intento de homicidio de Watson: Charles Augustus Magnussen, interpretado por Lars Mikkelsen y basado en el personaje de Charles Augustus Milverton, peligroso chantajista y uno de los criminales más odiados por Sherlock Holmes. Con esos datos de presentación podemos estar seguros que los próximos episodios estarán muy interesantes. Mientras tanto, sea como sea que escapó de la muerte, ¡qué bueno tener de regreso a Sherlock!
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