Peón versus Meeple: Dos Fichas que Narran la Historia de los Juegos de Mesa
Si sos aficionado a los juegos de mesa, las conocés perfectamente.
Por un lado, una ficha con una forma minimalista, sin extremidades, base plana y una cabeza redondeada. Por el otro, una ficha con forma antropomorfa, presentando la silueta de un ser humano con piernas, brazos y cabeza distinguibles. Su principal función: representar a los jugadores en el tablero o área de juego.
Junto a dados y cartas, los peones y meeples son elementos muy representativos del mundo de los juegos de mesa. Y aunque cada una de estas dos fichas se sigue utilizando ampliamente como componentes de juego, cada una de ellas representa una era específica de esta hermosa afición.
Mientras que al peón se le relaciona principalmente con los juegos clásicos, el meeple es el embajador de los juegos modernos surgidos durante la reciente Edad de Oro del diseño de juegos de mesa. Conozcamos la historia de ambos.
El peón es una de las fichas más antiguas y surgió dentro del juego del ajedrez. Cuenta la leyenda que el brahmán Sissa inventó el Chaturanga (precursor del ajedrez) por pedido del Rajá Balhait, quien deseaba un pasatiempo que a su vez le permitiese entrenarse en el arte de la estrategia militar. De las varias piezas que conforman el ajedrez hay mucho que decir, pero concentrémonos aquí en el humilde peón. Es la pieza básica del ajedrez, moviéndose hacia adelante un espacio a la vez, excepto cuando hace su primer movimiento de dos espacios o cuando come en diagonal. Dentro del simbolismo del ajedrez como un ejercicio militar, representa a los soldados de infantería, muchas veces reclutados de entre el pueblo llano para asistir a su señor en combate.
La habilidad del peón de transformarse en cualquier otra pieza si alcanza la línea del extremo contrario, fue fundamental para que adquiriera popularidad en la Edad Media. Los tratadistas lo transformaron en una metáfora de moralidad: el campesino o soldado raso que avanza con una moral recta, logra la movilidad social al ser promovido hacia nuevas posiciones. El nombre peón también se utilizó en países como España para referirse a un campesino asalariado que trabajaba la tierra de su señor como parte de un acuerdo con tintes feudales. Presumiblemente el nombre fue una castellanización del término inglés “pawn”, el cual tenía una connotación más militar.
Por siglos el peón estuvo confinado solo al ajedrez y algunas variantes, hasta que en 1883 o 1884 el cirujano estadounidense George Howard Monks inventó en juego Halma, una combinación de las Damas y el Backgammon que serviría de precursor para las Damas Chinas (inventadas en realidad en Alemania). Como fichas para su juego, Howard echaría mano a algo fácil de conseguir: peones de Ajedrez. Sin saberlo, este cirujano iniciaba la tradición de utilizar dicha ficha para representar al jugador en los juegos de mesa. Por esta razón, al peón clásico de juego de mesa es conocido también como “peón halma”.
Algunos de los primeros juegos de mesa que incorporaron al peón reemplazando a otros tipos de fichas incluyen las ediciones comerciales modernas de juegos como el Ludo o el Parchís.
En 1903 Elizabeth Magie también utilizó peones como fichas cuando patentó su juego The Landlord´s Game, precursor del Monopoly (en el cual se sustituyeron los peones por las clásicas piezas de metal cuando Parker Brothers compró la patente estadounidense del juego y lo reeditó con el nombre que lo hizo famoso).
Los peones también se popularizarían gracias a Cluedo, el juego inglés creado en 1944 por Anthony E. Pratt y que hoy es más conocido por su título americano: Clue.
Pero la hegemonía del peón en los juegos clásicos de mesa se vio desafiada en el año 2000 con la aparición de Carcassonne, un juego de colocación de losetas diseñado por el alemán Klaus-Jürgen Wrede. En Carcassonne los jugadores puntúan colocando fichas de madera que representan a los seguidores del jugador, ya sea que sirvan como monjes, caballeros, campesinos o ladrones. Aquellas fichas tenían una forma más antropomórfica, mostrando la silueta de una persona.
Aunque originalmente este nuevo diseño de ficha no tenía un nombre específico, pronto fueron bautizadas cuando Alison Hanse se refirió a ellas como “meeple”, una contracción de la expresión inglesa “my people” (mi gente).
Una de las razones que contribuyó a la expansión del uso de los meeples es que generalmente están hechos en madera, en contraposición con el plástico utilizado comercialmente para fabricar los peones. Este uso de un material más ambientalmente amigable caló sobretodo entre los diseñadores europeos, quienes además vieron en el meeple un simbolismo de los juegos de la escuela Eurogame frente a los juegos de grandes empresas estadounidenses como Hasbro (las cuales prefieren al peón).
La ventaja que los meeples se fabriquen en madera permite que se pueden trabajar diversas variedades de diseños a costos relativamente más bajos. Gracias a ello, el meeple ha ido adquiriendo diversas formas (incluso dentro de un mismo juego para representar a diferentes jugadores, como es el caso de los meeples en Scythe), aunque mantiene su espíritu original de ser solo una silueta humana.
Y aunque el meeple sea símbolo de los juegos de mesa modernos, esto no ha significado para nada el final del peón. A esta querida ficha clásica aún la podemos encontrar en juegos modernos. Está presente por ejemplo en Pandemic, Forbidden Island o Forbidden Desert, todos estos creados por Matt Leacock, quien prefiere el uso del peón clásico como ficha.
Sea cual sea nuestro gusto por los juegos, lo cierto es que es muy probable que tanto el peón como el meeple ya encontraron un lugar especial en nuestras ludotecas y en nuestros corazones.
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