La Gran Defensa
Anguirus, Rodan, Mothra, Gamera, King Ghidorah... Nombres que quizás no digan nada para muchos de este lado del Pacífico, pero que en Asia despiertan un nivel de fanatismo como el de los superhéroes en Occidente. Se trata de los enormes kaijus, monstruos gigantescos de películas de bajo presupuesto que, sin embargo, tienen una larga tradición en países como Japón o Corea. De hecho, al más famoso de los kaijus sí lo conocemos en nuestros países: el devastador Godzilla. También por acá conocemos a Mazinger Z, los Gundam, Robotech o los Evas de "Evangelion", exponentes de otro gran género cultivado en Asia: el de los Mechas (pronúnciese "Mekas"), enormes robots tripulados que sirven de arma para proteger a la humanidad de amenazas espaciales y monstruosas... como los kaijus. Siendo grandes géneros de la cultura popular asiática de la segunda mitad del siglo XX, no es de extrañar que Mechas y Kaijus hayan compartido historias en películas clase B, mangas y animé. Pero lo que sí puede parecer extraño es que ambos géneros se junten por fin en una gran producción holliwoodense gracias a la imaginación de un director mexicano (o puede que no sea tan extraño, después de todo). "Pacific Rim", la nueva película de Guillermo del Toro, llega a los cines para deleitar a toda una generación que crecimos viendo caricaturas japonesas y soñando con pilotear nuestros propios robots gigantes.
La trama inicia en un contexto sorpresivamente contemporáneo, contándonos a través de la narración de su protagonista, Raleigh Becket (Charlie Hunnam), los acontecimientos que transformaron al mundo. En agosto del 2013 una gigantesca criatura alienígena emerge de una fisura dimensional en lo profundo de las aguas del Pacífico y ataca la ciudad de San Francisco, causando gran muerte y destrucción. Tras varios días de lucha, el ejército logra derrotarla. Al ataque en San Francisco le siguen eventos similares en Manila y El Cabo. Es entonces cuando la humanidad se da cuenta que se encuentra ante una terrible amenaza. Incapaces de estar arrojando bombas nucleares para eliminar a cuanto monstruo sale del mar, los países se unen en un proyecto de defensa de gran escala: se comienzan a construir gigantescos robots llamados Jaegers ("cazador", en alemán). La llamada Guerra Kaiju da un giro gracias a los Jaegers, que consiguen una victoria tras otra. Es aquí cuando entran Raleigh y su hermano mayor Yancy (Diego Klattenhoff), pilotos del jaeger estadounidense Gipsy Danger. Durante un ataque kaiju contra su natal Anchorage, los hermanos desobedecen las órdenes del Mariscal Stacker Pentecost (Idris Elba) y se internan en el mar para rescatar a un navío pesquero. Pero resulta que el kaiju que protagoniza el ataque (apodado Knifehead) es de una categoría mayor a la acostumbrada y logra causarle terribles daños al Gipsy, acabando con la vida de Yancy. Raleigh, cuya mente estaba conectada a la de su hermano en el momento en que murió, sufre un fuerte trauma debido al incidente.
Cinco años después, la escalada de eventos kaiju ha cobrado un enorme precio en dinero y vidas humanas para el Programa Jaeger. Solo 4 jaegers se mantienen operativos y los líderes mundiales anuncian el cierre del programa para reasignar los fondos a la construcción de un enorme muro que proteja todas las costas del Pacífico. Para el Mariscal Pentecost dicho muro no es una solución que vaya a funcionar, como queda claro durante un ataque kaiju contra Sidney. Su plan: una última resistencia de los jaegers, para la que necesita a los pilotos más experimentados. Entre ellos, Raleigh Becket, quien debe afrontar los traumas del pasado y encontrar a un copiloto compatible para poner en acción nuevamente al Gipsy Danger.
El elenco de esta cinta lo completan Rinko Kikuchi como la novata piloto Mako Mori; Charlie Day como el científico fanático de los kaiju, el Dr. Newton Geiszler; Burn Gorman como el excéntrico físico matemático, el Dr. Hermann Gottlieb; Max Martini como Herc Hansen, el veterano copiloto del jaeger australiano Striker Eureka; Robert Kazinsky como Chuck Hansen, temperamental hijo de Herc y copiloto del Eureka; Clifton Collins Jr. como el técnico Tendo Choi; y Ron Perlman como el contrabandista de órganos de kaiju, Hannibal Chau. También aparecen los hermanos Charles, Lance y Mark Luu interpretando a los trillizos Wei Tang, copilotos del jaeger chino Crimson Typhoon; y Robert Maillet y Heather Doerksen como los esposos Aleksis y Sasha Kaidanovsky, copilotos del jaeger ruso Cherno Alpha. Como un extra, los fanáticos del cine español podemos reconocer a Santiago Segura (bien recordado por su personaje de Torrente), quien interpreta a la mano derecha de Hannibal Chau.
"Pacific Rim" es un excelente despliegue de efectos en función de la acción de estos gigantescos mechas dándose de golpes contra kaijus muy bien logrados. Esto no es sorpresa tratándose de una película de Guillermo del Toro, quien se ha caracterizado a lo largo de su carrera por su excelente trabajo a la hora de llevar monstruos a la gran pantalla. Aunque la cinta despliega un gran manejo de los efectos digitales por parte de Industrial Light and Magic, del Toro hace gala de su gusto por la vieja escuela de efectos especiales, creando enormes escenarios hidráulicos para simular las cabinas de los jaegers y utilizando miniaturas de escenarios al mejor estilo de las películas clásicas de kaijus (aunque, evidentemente, con mucho mejor resultado).
Los kaiju son hermosos exponentes de una tradición de criaturas de pesadilla. Es en ellos donde se ve el mayor trabajo de diseño y conceptualización. El director cuenta en una entrevista que llegaron a crear más de 40 diseños, y que cada semana hacían una eliminatoria para ir escogiendo a los mejores que aparecerían en la película. Cada una de estas criaturas es diferente, con su propia personalidad y su propia inspiración en animales reales. Por ejemplo, Knifehead se inspira en un tiburón. Onibaba, el kaiju que ataca Tokio, recuerda a un cangrejo gigante. Leatherback está basado en un gorila, mientras que Raiju recuerda a un cocodrilo monstruoso. Pero tal vez uno de los preferidos de acuerdo a los comentarios en Internet es Otachi, quien protagoniza algunas de las mejores secuencias de combate contra Gipsy Danger. Dato curioso: el poder de los kaiju se mide en la película de acuerdo a la Escala Serizawa, llamada así en referencia al Dr. Daisuke Serizawa, científico protagonista de la película japonesa "Gojira" de 1954, primera película del género kaiju que también fue la primera película de Godzilla.
Los jaegers, por su parte, son majestuosos. Diferentes a otros mechas vistos antes, pero que a la vez hacen homenaje a sus antecesores. Mientras la cabina del Gipsy Danger (que es su cabeza) desciende hasta acoplarse al cuerpo, uno no puede dejar de pensar en Masinger Z. La espada que este mismo jaeger utiliza le recordará a más de uno a Voltron. Y el puente neuronal que se genera entre los copilotos para poder manejar el jaeger tiende a recordar un poco la conexión neuronal de los pilotos de los Evas. Y sin embargo, este último aspecto tiene su propio matiz original y humano. El puente neuronal se necesita para vincular a los dos pilotos de manera que sus mentes puedan compartir la carga de operar una máquina tan enorme. Pero para que esto sirva, los copilotos deben acoplarse a un nivel de confianza tal que no les importe compartir sus memorias y emociones. Es por ello que normalmente las tripulaciones están conformadas por copilotos con fuertes lazos familiares o emocionales. Una metáfora de la necesidad de estar juntos para poder salir adelante y enfrentar la adversidad.
Y todo este festín visual es aderezado por una pegajosa banda sonora, obra de Ramin Djawadi, el hombre detrás de la música en las películas de Iron Man y la serie "Game of Thrones", quien nos presenta un tema principal poderoso, digno de las mejores series de Mechas.
Las actuaciones no decepcionan. Ciertamente no son material para un Oscar, pero tampoco desentonan con la película. Charlie Hunnam interpreta bien su papel como el tradicional héroe gringo, pero logra darle matices que lo hacen suficientemente humano como para que la nacionalidad importe poco. Al fin y al cabo, Raleigh Becket no se nos presenta tanto como un soldado norteamericano, sino más bien como una persona con una profunda herida por la muerte de su hermano. Y con eso todos nos podemos identificar, como le sucede al personaje de Rinko Kikuchi. En algunas críticas he leído cómo se habla de un argumento romanticón con respecto a estos dos personajes. Para mí, eso es no haberle prestado atención a la película. Lo que más une a Raleigh y a Mako no es una atracción sexual: es el hecho de ser dos seres humanos que han sufrido pérdidas importantes en sus vidas. Lo que los hace querer estar juntos no es el darse besitos e irse a la cama, sino el poder comprenderse y ayudarse mutuamente a sanar sus traumas. El poder darse una mano para seguir adelante.
En términos generales puede que los demás personajes no tengan gran profundidad, pero no me parece que sean tan planos como algunas críticas han querido insinuar. Tal vez en este aspecto, el gran pecado de la cinta es centrarse demasiado en la dinámica entre Raleigh, Mako y Pentecost, lo que evita que lleguemos a conocer realmente a los demás personajes, principalmente a los otros pilotos. Por ejemplo, es solo hasta el final que podemos explorar un poco la relación padre-hijo entre Herc y Chuck Hansen, dejándonos la sensación de que había una gran historia detrás de ambos que no fue contada.
Y esto último parece ser una característica de esta cinta que pudo ser una virtud e irónicamente se ha convertido de alguna manera en su maldición en la taquilla estadounidense: ser una historia demasiado grande para una sola película. "Pacific Rim" es una narración demasiado metahistorizada. Guillermo del Toro ha trabajado tanto en este mundo, que una sola cinta se le ha quedado corta. Recordemos que la Guerra Kaiju se extiende a lo largo de más de más de 10 años. Y sin embargo, en la película lo que vemos son solo los últimos días. En el mundo de "Pacific Rim" llegan a existir 21 jaegers, de los cuales se sabe el nombre y la procedencia de cada uno. Pero la cinta se centra solo en 4, y otros 4 apenas llegan a verse. Las bases Shatterdome de Anchorage y Hong Kong son parte de todo un sistema de 8 bases alrededor del Pacífico que incluía también Sidney, Tokio, Vladivostok, Los Ángeles, Panamá y Lima. Y aún más: durante la Guerra Kaiju se llegan a dar más de 40 ataques, de los cuales solo vemos unos 6 en la pantalla (2 de ellos apenas en escenas rápidas en el prólogo del inicio).
Aquellos suficientemente geeks para seguir el rastro de la película desde hace un par de años, probablemente lograron adquirir el cómic "Pacific Rim: Tales of Year Zero", el cual narra los primeros años de la Guerra Kaiju (yo aún estoy en espera de que llegue el mío). Y probablemente aún menos personas habrán entrado a la página www.panpacificdefense.com donde se pueden encontrar gráficos completos sobre el desarrollo de los jaegers y los ataques kaiju a lo largo de la guerra (además de aplicar un examen para formar parte de los PPDC, Pan-Pacific Defense Corps). En resumen, una experiencia multimediática tan compleja, que hace de "Pacific Rim" lo que muchos ya decían hace unos meses y los comentarios en los sitios especializados han confirmado tras su estreno: una gran película creada para la fanaticada geek, no para el público general. El gran problema: la fanaticada geek no somos un público tan grande. Ya otras películas como "Kick-Ass" o "Scott Pilgrim Vs. The World" sufrieron de lo mismo. Pero la diferencia es la suma invertida por las productoras, que en el caso de "Pacific Rim" podría generarles pérdidas millonarias.
Otro problema de esta película: ¿qué tan comercial pueden ser los Mechas y Kaijus en un país sin una verdadera tradición en estos géneros? Los estadounidenses no son un público que consuma tanto animé como ocurre en Latinoamérica. Es por ello que no les es tan fácil suspender la incredulidad para aceptar la creación de gigantescos robots como un arma defensiva. Varios comentarios que he leído van hacia lo mismo: ¿por qué no les siguieron disparando armas nucleares a los monstruos y listo? ¡Las consecuencias al planeta de estar lanzando bombas atómicas simplemente no les pasa por la cabeza! (Algo que en lo personal me parece preocupante)
En resumen, "Pacific Rim" es una cinta que merece ser vista varias veces. No es cine arte. No es una trama de complejos significados filosóficos. Pero sí es un sueño infantil que se hace realidad con una enorme dosis de entretenimiento y emoción. Quizás, a la larga, su debacle en taquilla termine ayudando para colocarla más rápido en un buen sitial como película de culto geek. Cierto que uno soñaría con una secuela, pero la realidad comercial se impone y por el momento es poco probable que los estudios le den luz verde a tal proyecto. En lo personal me gustaría más una serie animada que nos narre toda la Guerra Kaiju. Habrá que esperar para ver si la taquilla internacional logra recuperar la inversión de los productores y darles una ganancia suficiente como para considerar una segunda parte. ¿Quién sabe? Las esperanzas y los sueños pueden ser tan grandes como un jaeger.
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