Domo Arigato, Mr. Roboto
Chicas sensuales, carros y enormes robots rompiéndose la carrocería a golpes. Con sólo decir esto ya muchos sabrán a qué viene esta entrada: Transformers II: Revenge of the Fallen, una película hecha para un público adolescente abrumado por una sobredosis de testosterona. Y lo del título no es por tratar de jugar de imaginativo. De verdad que le doy gracias a Optimus Prime y todos los demás robots, porque son quienes salvan esas más de dos horas en la sala de cine, tratando de disfrutar una trama demasiado parecida a la primera, llena de salidas humorísticas hasta el punto de comenzar a cansar y con la típica exagerada utilización de planos de cámara rotando alrededor de algún personaje a la que ya nos tiene acostumbrados Michael "Muchas Vueltas" Bay. Yo en lo personal ya me estaba sintiendo mareado a la mitad de la película.
Y que conste que no estoy diciendo que Transformers II no se disfrute. Claro que se disfruta. Pero no gracias a la trama que no tiene nada que ver con el mundo de los Transformers animados que yo disfruté de niño, y definitivamente no gracias a la actuación incípida de un Shia LaBeouf, a quien sinceramente no entiendo por qué le dan tanta bola: ¡En todas las películas actúa exactamente igual! De hecho veo más capacidad actoral en Megan Fox, de la cual sabemos que no está allí para que los adolescentes se deleiten con su carisma o su linda personalidad. El resto del reparto es prácticamente como si no estuvieran, con excepción quizás de John Turturro, que repite supongo que por petición del público. Este señor sí supo darle el humor necesario a su personaje, aunque en esta entrega lo opacan un poco al ponerlo a "arrastrar" al personaje de Ramón Rodríguez, un joven demasiado llorón cuya única misión en toda la película es demostrar lo patético que es. Bien lo pudo haber destrozado un Decepticon al inicio y nadie lo hubiese echado de menos.
Pero hablemos mejor de lo que sí sirve en esta película: los enormes robots dándose de golpes. Como era de esperarse Transformers II hace gala de grandes efectos especiales, aunque en lo personal no vi gran mejoría con respecto a la primera entrega. Nuevamente hacen aparición nuestros Autobots preferidos: Optimus Prime, Bumblebee, Ironhide y Ratchet (¡Cómo extraño a Jazz!). Además se agregan nuevos miembros al equipo: los gemelos Mudflap y Skids, las tres robots motocicletas conocidas como Arcee, el Chevrolet Corvette Sideswipe, el Chevrolet Volt Jolt y el viejo Decepticon renegado Jetfire. De este último debo decir que no me gustó para nada que lo caracterizaran como un viejo chocho y senil.
Entre los Decepticon aparecen: Megatron (en el guión original revivía con el nombre de Galvatron, pero los productores subestimaron nuevamente a la audiencia, considerando que un cambio de nombre sólo confundiría a los espectadores. ¡Ni que fueramos tan brutos!), Starscream y Soundwave, quienes engrosan sus filas con El Caído (líder original de los Decepticon, según esta versión fílmica), el Audi R8 Sideways, el helicóptero Super Stallion Grindor, y los Constructicons, quienes unidos integran al poderoso Devastator (o por lo menos una versión monstruosa del mismo). También hay que mencionar a Ravage, el robot-felino enviado por Soundwave, y el insoportable carro de control remoto Wheelie, que esperemos que hayan reciclado para una tercera entrega. Otros muchos Decepticons aparecen en la batalla final, pero sin que uno pueda identificarlos individualmente.
Una de las grandes críticas que hay que hacerle a esta película (además de las que ya he hecho hasta ahora), es su interpretación de Optimus Prime, pues el líder Autobot se nos presenta como un guerrero brutal que no duda en destruir a sus enemigos. Tal imagen quizás le agrade a muchos espectadores al identificarlo por ejemplo con el Rey Leonidas de la película 300, pero a mí no me gusta mucho pues siempre he considerado que Optimus es un líder que valora la vida por sobre todas las cosas, incluso la de sus más fieros enemigos. Eso es lo que lo diferencia de Megatron.
Pero insisto que apesar de sus muchos problemas, esta película vale la pena verla en pantalla grande. Algo que le debemos totalmente a Autobots y Decepticons, no a Michael Bay ni al guión. Transformers II no es una película para ir a ver por la calidad de su trama. Es para ver por los enormes robots reventándose la carrocería a golpes.
Y para todos aquellos que opinen que esta crítica es un tanto dura, bien les puedo recordar una famosa expresión de otro gran robot de la televisión: Bender de Futurama... Pero mejor dejémoslo hasta allí.
Y que conste que no estoy diciendo que Transformers II no se disfrute. Claro que se disfruta. Pero no gracias a la trama que no tiene nada que ver con el mundo de los Transformers animados que yo disfruté de niño, y definitivamente no gracias a la actuación incípida de un Shia LaBeouf, a quien sinceramente no entiendo por qué le dan tanta bola: ¡En todas las películas actúa exactamente igual! De hecho veo más capacidad actoral en Megan Fox, de la cual sabemos que no está allí para que los adolescentes se deleiten con su carisma o su linda personalidad. El resto del reparto es prácticamente como si no estuvieran, con excepción quizás de John Turturro, que repite supongo que por petición del público. Este señor sí supo darle el humor necesario a su personaje, aunque en esta entrega lo opacan un poco al ponerlo a "arrastrar" al personaje de Ramón Rodríguez, un joven demasiado llorón cuya única misión en toda la película es demostrar lo patético que es. Bien lo pudo haber destrozado un Decepticon al inicio y nadie lo hubiese echado de menos.
Pero hablemos mejor de lo que sí sirve en esta película: los enormes robots dándose de golpes. Como era de esperarse Transformers II hace gala de grandes efectos especiales, aunque en lo personal no vi gran mejoría con respecto a la primera entrega. Nuevamente hacen aparición nuestros Autobots preferidos: Optimus Prime, Bumblebee, Ironhide y Ratchet (¡Cómo extraño a Jazz!). Además se agregan nuevos miembros al equipo: los gemelos Mudflap y Skids, las tres robots motocicletas conocidas como Arcee, el Chevrolet Corvette Sideswipe, el Chevrolet Volt Jolt y el viejo Decepticon renegado Jetfire. De este último debo decir que no me gustó para nada que lo caracterizaran como un viejo chocho y senil.
Entre los Decepticon aparecen: Megatron (en el guión original revivía con el nombre de Galvatron, pero los productores subestimaron nuevamente a la audiencia, considerando que un cambio de nombre sólo confundiría a los espectadores. ¡Ni que fueramos tan brutos!), Starscream y Soundwave, quienes engrosan sus filas con El Caído (líder original de los Decepticon, según esta versión fílmica), el Audi R8 Sideways, el helicóptero Super Stallion Grindor, y los Constructicons, quienes unidos integran al poderoso Devastator (o por lo menos una versión monstruosa del mismo). También hay que mencionar a Ravage, el robot-felino enviado por Soundwave, y el insoportable carro de control remoto Wheelie, que esperemos que hayan reciclado para una tercera entrega. Otros muchos Decepticons aparecen en la batalla final, pero sin que uno pueda identificarlos individualmente.
Una de las grandes críticas que hay que hacerle a esta película (además de las que ya he hecho hasta ahora), es su interpretación de Optimus Prime, pues el líder Autobot se nos presenta como un guerrero brutal que no duda en destruir a sus enemigos. Tal imagen quizás le agrade a muchos espectadores al identificarlo por ejemplo con el Rey Leonidas de la película 300, pero a mí no me gusta mucho pues siempre he considerado que Optimus es un líder que valora la vida por sobre todas las cosas, incluso la de sus más fieros enemigos. Eso es lo que lo diferencia de Megatron.
Pero insisto que apesar de sus muchos problemas, esta película vale la pena verla en pantalla grande. Algo que le debemos totalmente a Autobots y Decepticons, no a Michael Bay ni al guión. Transformers II no es una película para ir a ver por la calidad de su trama. Es para ver por los enormes robots reventándose la carrocería a golpes.
Y para todos aquellos que opinen que esta crítica es un tanto dura, bien les puedo recordar una famosa expresión de otro gran robot de la televisión: Bender de Futurama... Pero mejor dejémoslo hasta allí.
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