El Gran Ascenso del Murciélago
Hay
ocasiones en que para dar una buena reseña sobre una producción
cinematográfica, uno como fanático debe esperar a que la pasión aminore, a que
las aguas de la emoción se calmen y la mente pueda repasar con más tranquilidad
aquellas historias que han inundado nuestra percepción. Es por ello que hasta
hoy ve la luz esta reseña de quizás la mejor película que ha llegado a las
salas de cine este año: “The Dark Knight Rises”, el canto de cisne de
Christopher Nolan para su visión de uno de los personajes más populares del
cómic estadounidense. Advierto que me es difícil no ser subjetivo ante este
tema: desde niño he sido un gran fanático del Caballero de la Noche de Ciudad
Gótica. Pero también por ello pueden estar seguros que mi ojo ha sido bastante
crítico con la saga que nos regaló Nolan. Sobre todo después de los dos
desastres de Joel Schumacher que muchos batifanáticos desearíamos poder borrar
de nuestra memoria.
En “The
Dark Knight Rises” retomamos la historia de Batman ocho años después de los
sucesos de la segunda película. Bruce Wayne (Christian Bale) ha decidido colgar
el manto del murciélago y convertirse en un ermitaño dentro de su propia mansión,
perdiendo cualquier anhelo de seguir adelante con su vida tras la muerte de
Rachel Dawes. Esto hace que Empresas Wayne pierda a su principal director. Y
aunque Lucius Fox (Morgan Freeman) ha intentado mantenerla con buen rumbo, la
compañía ha perdido millones de dólares en un proyecto de energía limpia a
cargo de la idealista Miranda Tate (Marion Cotillard). Mientras, Ciudad Gótica
se ha fortalecido gracias a la llamada “Acta Dent”, que permite el arresto de
los sospechosos vinculados al crimen organizado sin la necesidad inmediata de
presentación de cargos. Harvey Dent es el mártir de la justicia que ha servido
de baluarte para la limpieza de la ciudad, mientras que Batman es el monstruo que
le dio muerte pero que ya no está presente. La clase más adinerada de la
sociedad se regodea en la opulencia que les ha permitido el estado de paz imperante,
mientras que las clases bajas parecen quedar relegadas al olvido del sistema.
Una prosperidad aparente construida sobre una mentira que carcome a uno de sus
ciudadanos más honestos, uno de los artífices de la mentira: el comisionado James
Gordon (Gary Oldman).
Pero el
estatus quo se quiebra cuando Wayne ve invadida su reclusión por una seductora
y muy talentosa ladrona de nombre Selina Kyle (Anne Hathaway), quien logra
robar el collar de perlas de su madre junto con algo más importante: las
huellas digitales de Bruce. Siguiendo el rastro de un senador aparentemente secuestrado
por Selina, la policía de Ciudad Gótica se involucra en un tiroteo con hombres
fuertemente armados, y Gordon cae en manos de una milicia que ha estado operando
en secreto en las alcantarillas de Gótica, al mando del mercenario Bane
(Tom Hardy). El comisionado logra escapar, aunque gravemente herido, y el joven
oficial uniformado John Blake (Joseph Gordon-Levitt) decide que es hora de que
Batman regrese a las calles. Este joven personaje, de gran intelecto y que se
convierte rápidamente en detective durante la cinta, ha logrado descifrar la
identidad del antiguo vigilante enmascarado, y no duda en ir directamente a
Bruce Wayne para pedirle auxilio. Lo que Batman aún no
sospecha es que Bane está allí como parte del plan de la Liga de las Sombras
para terminar lo que Ra`s al Ghul (Liam Neeson) inició varios años atrás. Y a
diferencia de su maestro, Bane sabe lo que se necesita para destruir la ciudad:
primero deberá derrotar y quebrar a su Caballero de la Noche.
Junto a los
actores ya mencionados, dentro del elenco también aparecen Michael Caine
repitiendo su papel del leal Alfred Pennyworth; Cillian Murphy con su ya
emblemático Jonathan Crane / Scarecrow; Nestor Carbonell como el alcalde
Anthony Garcia; Alon Abutbul como el físico ruso Leonid Pavel; Matthew Modine
como el teniente Peter Foley; Juno Temple como la protegida de Selina Kyle,
Jen; y Ben Mendelsohn como el corrupto empresario John Daggett.
Lo primero que
hay que anotar es cómo este año ha elevado los estándares en lo que respecta al
cine basado en historias de cómics. Primero fue “The Avengers”, con la cual
Marvel cerró su Fase 1 al llevar a las pantallas de manera impecable el
concepto del arco argumental que se vino trabajando a lo largo de cinco
películas previas, conectando las historias de varios superhéroes diferentes.
Después le tocó el turno a “The Amazing Spider-Man”, al demostrar que incluso este
personaje tan manoseado en el cine puede prestarse para narrar historias más
maduras e interesantes. Y finalmente “The Dark Knight Rises” logra llevar a la
pantalla otro concepto comiquero que muchos pensamos que sería difícil reflejar
en una película: el evento. Un evento es un arco argumental más profundo y
complejo que normalmente tiene repercusiones permanentes en un personaje o un
grupo de personajes. La magnitud de estos hace que se extiendan a lo largo de
varios meses de publicación, y son uno de los platos fuertes de las
editoriales.
Con “The
Dark Knight Rises” sentimos esa sensación de evento. No es la lucha contra el
plan inmediato de un villano como lo fue “Batman Begins”. No es la
confrontación directa, violenta pero en un corto período de tiempo contra un
archienemigo como fue “The Dark Knight”. Aquí presenciamos un acontecimiento de
enorme envergadura que transforma a toda una ciudad y pone en jaque al gobierno
de los Estados Unidos durante meses, mientras que el héroe se ve dañado hasta
un nivel no visto antes fuera de las viñetas, lo cual marcará invariablemente
su futuro.
Christopher
Nolan vuelve a mostrarnos por qué él es hoy en día uno de los mejores cineastas
para realizar cine-cómic: cada una de sus obras tiene su inspiración en la
historia editorial del personaje. “Batman Begins” tiene sus raíces en obras
como “Batman: Year One” de Frank Miller y “Daughter of the Demon” de Dennis
O`Neil y Neal Adams. En “The Dark Knight” podemos percibir la influencia de “The
Killing Joke” de Alan Moore o “Arkham Asylum” de Grant Morrison. Esta tercera
entrega se nutre principalmente de los dos grandes eventos “Knightfall” y “No
Man`s Land”, así como en el otro gran clásico de Miller, “The Dark Knight
Returns”.
De esta
manera, fluyen ante nuestros ojos escenas reconocibles de las viñetas, como el
momento en que Bane quiebra a Batman, o el aislamiento de meses al cual es sometida Ciudad Gótica, cortando sus puentes y convirtiendo a toda su población en rehén
ante la impotencia del resto del mundo. Están allí personajes como Foley, a
quien recordamos de “No Man`s Land”, o Jen, que aunque tiene otro nombre, es un
claro reflejo de Holly, la primera protegida de Catwoman. Y la relación emocional
establecida por Bruce Wayne con el personaje que sorpresivamente ha de
revelársenos como Talia al Ghul, la hija de Ra`s, es otro eco de las viñetas.
Nolan logra
tomar todos estos elementos y urdir una trama compleja que amarra las dos
películas anteriores convirtiendo esta en consecuencia directa de aquellas, de
tal manera que la visión total de la trilogía como una única pieza narrativa
encaja con impecable maestría. Al director tampoco le importa jugar con
aquellos elementos que para muchos podían parecer inamovibles, y nos da un
final que estoy seguro ningún fanático se esperaba. Aunque claro está, nuevamente
se siente aquella influencia de Miller y su alfa y omega del personaje. Y a
pesar de toda predicción previa al estreno de la película, Nolan permite el
final abierto. Quizás él haya decidido dejar aquí al personaje, pero bien sabe
que no es suyo y deja las puertas abiertas para que alguien más retome la
historia donde la ha dejado… Si es que alguien se atreve a hacerlo. Después de
todo, los estudios Warner han manifestado que después de lo logrado por Nolan,
ellos preferirían iniciar una nueva línea para Batman y dejar esta tal como
está. ¿Será que aprendieron de la mala experiencia de Schumacher cuando echó a
perder lo realizado por Tim Burton?
En el campo
de las actuaciones vale la pena detenernos un poco con los villanos, con los
cuales se lucen tanto Tom Hardy como Anne Hathaway. Hardy logra una excelente
interpretación del temible mercenario, un hombre con una máscara permanente que
le suministra analgésicos para no sentir dolor. Esto es todo un reto para el
trabajo actoral del inglés, pues tuvo que concentrar todo el manejo emocional
del personaje exclusivamente a través de los ojos. Y lo logra de manera
estremecedora, sobre todo en el combate final cuando deja de lado la furia y la
temeridad para dar paso a emociones más íntimas al estar frente a Talia.
Por su
parte, Hathaway nos ofrece a una Catwoman como todos los fanáticos deseábamos verla:
la ladrona sin mayores motivaciones que el placer de robar, siempre saltando de
un lado a otro en esa tenue línea entre el heroísmo y la villanía, manipulando
a los hombres a través de su apariencia frágil e inocente, pronta a
demostrarles todo lo contrario sin temor a ensuciarse las garras. Ella es la
ágil gimnasta, la tenaz luchadora, el alma atormentada por una vida criminal de
la cual es adicta… En fin, la pareja perfecta para Batman. Más cercana a Julie
Newmar que a Michelle Pfeiffer (lo cual es un logro por sí mismo), esta
Catwoman encuentra su inspiración última en las propias viñetas del cómic. Y
siendo alguien que pasé mi adolescencia coleccionando los cómics del personaje,
quedé más que satisfecho de ver el trabajo realizado por Anne Hathaway.
¿Qué vendrá
ahora para Batman? Sea lo que sea que venga, lo realizado por Nolan será muy
difícil de superar. Esta saga ha sido perfecta desde los ojos de este humilde
seguidor del personaje, y realmente con gusto puedo colocar estas tres
películas al lado de todas las novelas gráficas y la caja llena de cómics
coleccionados a lo largo de casi dos décadas. Ahora queda esperar lo que Nolan
nos tiene preparado para el próximo año de la mano de Zack Snyder con respecto
al Hombre de Acero.
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