Ese Laberinto en la Mente de Nolan

Existen películas que basta con verlas una vez para saber que han de convertirse indudablemente en clásicos del cine. Y existen directores que basta con ver un par de películas de ellos para tener certeza de que sus nombres quedarán inscritos en la historia del séptimo arte. Tal es el caso de Christopher Nolan y su película más reciente: "Inception", traducida incípidamente en español como "El Origen". Me atrevo a afirmar que esta es la mejor producción en el género de ciencia-ficción que ha llegado a las carteleras cinematográficas desde "Dark City" en 1998 y "The Matrix" en 1999, e incluso, a riesgo de indignar a más de un conocido, considero que la obra de Nolan es mucho más fascinante que el clásico de los hermanos Wachowski.

Con "Inception" nos internamos en el fascinante y a la vez peligroso mundo del subconsciente y los sueños. La premisa es clara: un grupo de profesionales se dedica a infiltrarse en los sueños de personas importantes para robar sus más preciados secretos. Pero cuando uno anda demasiado tiempo dentro del mundo de lo onírico, ¿cómo poder reconocer luego la realidad?


Leonardo DiCaprio interpreta a Dom Cobb, un genial arquitecto convertido en ladrón del subconsciente tras tener que huir de Estados Unidos al ser incriminado en la extraña muerte de su esposa Mal, encarnada por la talentosa actriz francesa Marion Cotillard. Junto a su amigo y planificador Arthur (Joseph Gordon-Levitt, a quien aún recordamos como el serio adolescente extraterrestre de la comedia de los 90`s "3th Rock from the Sun"), Cobb intenta robar los secretos de la mente del industrial japonés Saito (Ken Watanabe), pero el golpe sale mal y deciden escapar de quienes los contrataron. Sin embargo, Saito los atrapa y les revela su interés en que ellos hagan un trabajo para él, el cual resulta ser algo mucho más difícil de lo normal: no se trata de robar información, sino más bien de plantar una idea en la mente del hijo de su principal competidor para hacerlo destruir el imperio comercial de su padre tras la inminente muerte de este. El blanco de la operación es el joven industrial Robert Fischer (Cillian Murphy). Para lograr la operación, Cobb y Arthur reúnen a un grupo de expertos en diferentes campos que los ayudan a establecer la trampa onírica para Fischer: el falsificador de identidades Eames (Tom Hardy), el químico Yusuf (Dileep Rao) y la estudiante de arquitectura Ariadne (Ellen Page), reclutada con la ayuda del suegro de Cobb, Miles (Michael Caine).


Claro que una operación tan compleja tiene graves dificultades que van apareciendo poco a poco. La primera de ellas es que para plantar una idea en la mente de Fischer y que esta tenga éxito, el equipo debe adentrarse profundo en el subconsciente del joven magnate. Esto implica tener que inducir al sueño dentro del sueño, llegando a plantearse múltiples niveles de sueño que son afectados por los niveles precedentes. En cada uno de estos niveles un miembro del equipo debe quedarse atrás, para poder coordinar el "despertar" de sus compañeros mediante "la patada": la generación de una sensación de caída que los obligue a despertar en el momento preciso.


Otro problema es cómo es percibido el tiempo en los sueños, pues un minuto en la realidad equivale a una hora en los sueños. Estos tiempos van ampliándose de manera exponencial con cada nivel de sueño en el que se penetra, haciendo que la coordinación mediante música sea fundamental para accionar la secuencia de "patadas" necesarias para salir en el momento justo. Cabe destacar la excelente escogencia de Nolan y el compositor de la banda sonora, Hans Zimmer, al utilizar la canción "Non, je ne regrette rien" de la cantante francesa Edith Piaf, la cual, a pesar de lo que se pueda pensar, fue hecha antes de la elección en el casting de Marion Cotillard, quien ganó el Oscar a Mejor Actriz justamente por su interpretación de Piaf en la película "La Vie en Rose".

El personaje de Cotillard es otro de los grandes inconvenientes para la misión. Mal es la esposa muerta de Cobb, cuya sombra es un remanente subconsciente de ella en la mente del personaje de DiCaprio debido al sentimiento de culpa que él tiene por ser responsable del suicidio de ella. Esta proyección subconsciente se materializa durante cada misión, cada vez con más fuerza, con la única finalidad de destruir los planes de Cobb.


Además, una vez dentro del mundo de los sueños, el equipo descubre que Fischer ha entrenado su mente para defenderse de posibles infiltraciones, por lo que las proyecciones de su subconsciente se manifiestan armadas y agresivas contra los miembros del equipo.

La película posee un equilibrio muy bien logrado entre lo psicológico y la acción, el cual el mismo Nolan achaca a lo aprendido haciendo películas como "Memento", "Insomnia", "Batman Begins", "The Prestige" y "The Dark Knight". El director no duda en reconocer que la idea de "Inception" le llegó hace más de 10 años, pero consideraba que debía primero entrenarse con otras películas taquilleras antes de animarse a llevarla a la gran pantalla. Y vaya que la desición fue sabia, pues el resultado final es una historia intensa, compleja, atrapante. Un laberinto mental que se convierte en la delicia del espectador.


Todo esto unido a un manejo técnico impecable, desde la fotografía hasta los efectos especiales, que nos dan secuencias memorables como la ciudad onírica de París doblándose sobre sí misma, o la pelea de Arthur y la seguridad del hotel en un corredor que gira al ritmo de la caída de una camioneta en el nivel onírico inmediatamente superior.

Los latinoamericanos podemos sentir orgullo al descubrir que Nolan señala la obra de Jorge Luis Borges como elemento primordial para establecer la estructura narrativa de la película. Los sueños vívidos, las capas del subconsciente, las Escaleras de Pentrose, son algunos de los elementos que estructuran el laberinto narrativo que nos presenta Nolan. En particular, la idea de los totem, objetos pequeños cuyo peso sólo es conocido por su portador y le permiten a este darse cuenta si está en un sueño o en la realidad, es quizás el elemento que más me gustó en cuanto a simbolismo.


La actuación de Leonardo DiCaprio nos demuestra nuevamente su gran capacidad dramática, de la cual ya ha hecho gala en películas como "Catch Me if You Can" (2002), "The Aviator" (2004) y "The Departed" (2006). Por su parte, la joven actriz Ellen Page logra estar a la altura del resto del elenco, algo que no extraña a los que la hemos visto en películas como "Juno" (2007). Aunque lo más probable es que la mayoría de los comiqueros la recuerden mejor por su papel de Kitty Pryde en "X-Men: The Last Stand" (2006).


Y claro, los comiqueros sentiremos además un cierto guiño artístico de Nolan al reconocer algunos escenarios muy similares a los utilizados en las películas del Caballero de Ciudad Gótica, además de que varios miembros del elenco han participado en las adaptaciones de Nolan de Batman: Michael Caine (Alfred), Cillian Murphy (Scarecrow), Ken Watanabe (el señuelo de Ra`s Al Ghul).


Lo cierto es que Christopher Nolan se consolida aún más como uno de los mejores directores del momento: un mago de la taquilla que fascina a críticos y público general por igual. E "Inception" ya puede catalogarse como una película obligatoria para todo amante de la buena ciencia-ficción. Desde mi punto de vista, la mejor película que nos ha dado el 2010 hasta el momento. Un buen sueño para cualquier fanático del cine.

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